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PORTO POST DOC 2014

Crítica: Dreamocracy

por 

- El documental de Raquel Freire y Valérie Mitteaux concilia activismo y idealismo en el retrato social de un país en crisis

Crítica: Dreamocracy

En 2011, inspirados por la Primavera Árabe, un grupo de activistas empezó una protesta contra la precariedad que culminó con medio millón de personas en las calles de Portugal. Era un país saliendo del armario para reivindicar una mayor dignidad y un cambio de políticas que colocaran de nuevo el hombre, y no el capital, en el centro de las decisiones. Desde 2011 hasta hoy nada ha cambiado, o igual se ha vuelto peor. El país fue rescatado/devastado por la troika, la emigración y el desempleo joven alcanzaron niveles históricos y la precariedad se convirtió en una especie de “pan nuestro de cada día”. Pero ante la adversidad siempre hay quien resiste y Dreamocracy [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
 –que anoche se estrenó en el festival Porto/Post/Doc– es el retrato de esa resistencia consciente, combativa y idealista. Porque quizá, para salvar la democracia, no basta luchar, hay que soñar.

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Las cámaras de la portuguesa Raquel Freire y de la francesa Valérie Mitteaux han seguido durante anos a João y Pedro, una pareja de idealistas que lanzó el movimiento del 12 de marzo. Los dos son una especie de élite precaria que se multiplicó en los últimos años en la sociedad portuguesa. “Élite” porque los dos son licenciados, urbanos y cultos; “precaria” porque no tienen trabajo o sobreviven con trabajos freelance, apoyados por la solidaridad de la familia y de los amigos. Animados por lo que parece ser el despertar para una mayor consciencia social, los dos tienen un proyecto, crear una “academia ciudadana” que formará activistas y que funcionara como un “think tank” de políticas alternativas.

Dreamocracy se centra el nacimiento de ese proyecto, todavía por concretar. Con ello, lo que hace es retratar una parte del activismo contemporáneo (con sus reuniones Skype, su inevitable virtualidad que quiere convertirse en real) y retratar también una parte, no activista, de una sociedad ahogada por facturas que pagar y que no sabe o ya se olvidó lo que significa ser políticamente comprometido.

En su estilo observacional, el documental capta reuniones, conversaciones de café, preparaciones de manifestaciones, la sima entre el optimismo del discurso de la ex comisaria Viviane Reding y la dura realidad social, e intentos de sinergias con otros proyectos alternativos, entre otros fragmentos de la vida de João y Pedro en los años de lucha… Raquel Freire, ella misma activista, participa en varias escenas de la película, dejando claro desde sus primeras secuencias, rodadas en una playa, que su posición como cineasta no sería neutral ni distante sino en perfecta sintonía personal y política con las posiciones y los proyectos de sus dos protagonistas.

Coproducida por Ukbar Filmes y por Cinétévé, Dreamocracy tuvo el apoyo de France Télévisions, de la FCGulbenkian y del Ayuntamiento de Lisboa.

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