email print share on Facebook share on Twitter share on LinkedIn share on reddit pin on Pinterest

PELÍCULAS España

A esmorga: bajada alcoholizada a los infiernos

por 

- Esta pesadilla húmeda y tensa, dirigida con nervio por Ignacio Vilar e interpretada por un trío portentoso, llega por fin a las salas de toda España tras ser un exitazo en su tierra, Galicia

A esmorga: bajada alcoholizada a los infiernos

A esmorga [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
no engaña. Desde su primera secuencia empezamos a respirar su atmósfera malsana y palpamos la tensión que la recorrerá durante el resto del metraje… pues irá en aumento. Un hombre habla. No está en su mejor momento. Sus palabras temerosas, su gesto asustado, su miedo tremendo nos dan pistas del descenso a las tinieblas que el flashback que ocupa todo el film mostrará y al que, incautos espectadores, le acompañaremos.

La quinta película del orensano Ignacio Vilar (producida por Vía Láctea Filmes) no es de ésas que se olvidan a los cinco minutos de leer los créditos finales. A esmorga te va calando lentamente, como esa lluvia intermitente que aparece en pantalla, ese agua que en Galicia no cesa de demandar un protagonismo no sólo aéreo, sino también furiosamente terrestre. Esa humedad con hedor a muerte, a sudor, a fango, represión, alitosis, violencia, roña y podredumbre. Vamos a trasladarnos con esta valiente película a la España rural subyugada por el franquismo, un país sometido, pobre y rabioso, que intenta evadirse de unas condiciones insalubres mordiendo al vecino, igualmente hundido en la mierda.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

Basada en la intensa novela de Eduardo Blanco Amor (aquí adaptada por Vilar y Carlos Asorey, nominados por esta labor en los últimos Goya), que ya Gonzalo Suárez llevó al cine en 1977 con el título de Parranda y con el trío calavera José Luis Gómez/José Sacristán/Antonio Ferrandis, A esmorga logra ponerse a la altura de aquellos genios gracias a una briosa interpretación de Miguel de Lira, Karra Elejalde y Antonio Durán "Morris". Hablada en gallego, la película nos pone la mano en el hombro y nos empuja a una juerga de 24 horas desesperadas con tres animales que no paran de beber, comer, (intentar) fornicar, cantar, liarla parda y dejar un reguero de destrucción y caos.

La cámara de Vilar saca partido orgánico de los distintos escenarios gallegos donde se ha rodado A esmorga. No hay postales turísticas aquí, sino el camino de piedras enmohecidas, pesadillesco y tenebroso –ya sea de un pazo, un prostíbulo o un bareto– que en un reverso del país de Oz, lleva a estos tres desgraciados al corazón de las tinieblas.

El vigor que demuestra Vilar, de una elocuencia dramática, tiene un momento álgido cuando unos hombres interpretan una canción típica: un montaje nervioso pero no histérico nos contagia la urgente necesidad de emborracharse, de gozar de lo poco bueno que ofrece la vida a unos tipos que apuran cada minuto como si no hubiese mañana.

Está puntuada esta tragicomedia con el piano tranquilo de Zeltia Montes, que en lugar de relajarnos, por contraste con lo que vemos, logra perturbarnos y llegamos a intuir que tanto el personaje que sueña con la mujer ideal, como el reprimido homosexual o el pichabrava que no logra encauzar su vida son, en el fondo, como nosotros: infelices víctimas de un momento y un lugar que les ha tocado sufrir y del que, con esta juerga del siglo, intentan escapar. Lo terrible es que la salida puede dar al estercolero.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.

Privacy Policy