18/10/2016 - Un trato para comprar un alijo de armas se transforma en un terrible baño de sangre en la fascinante comedia de acción de Ben Wheatley

Escogida como la película para poner el broche al 60º Festival de Londres poco después de ser presentada en el Festival de Toronto, Free Fire [+lee también:
tráiler
ficha de la película] confirma el estatus de Ben Wheatley como uno de los más innovadores del género. En esta ocasión ha saltado del terror al thriller, combinado con su particular mezcla de humor británico.  

Brie Larson interpreta el papel de Justine, la intermediaria en un negocio de armas entre una banda estadounidense, dirigida por un embaucador comerciante y su amable socio (interpretados por Sharlto Cooper y  Armie Hammer, respectivamente), y una banda de irlandeses (Cillian Murphy, Michael Smiley, Sam Riley). Mientras cuentan el dinero, reconocen a uno de los irlandeses como el causante de un desagradable altercado que tuvo lugar la noche anterior, y tras un aumento de la tensión acaban disparándole. Los tiros se suceden y la situación empeora con la presencia de dos francotiradores que vigilan el almacén. De repente, todos se encuentran atrapados en la fábrica abandonada, escondidos de los disparos de la sangrienta batalla campal, al mismo tiempo que intentan coger la maleta que contiene el dinero y que se encuentra abierta en el suelo. Mientras que las víctimas se van amontonando, solicitan una tregua temporal para que Justine pueda escapar del edificio y pedir auxilio, pero cuando se dispone a salir un teléfono suena, dejando claro que quien llegue primero a él, gana.  

Ambientada en Massachusetts en los años 70, y grabada casi por completo durante seis semanas en un almacén de Brighton, Ben Wheatley recupera el espíritu cinético y de rápida reacción de los mejores clásicos de Sam Peckinpah y lo respalda con chistes que provocan carcajadas sobre la estética de la época, sus estereotípicos personajes retro (el pelota, la muñeca, el salido, el tipo duro, etc.), e incluso sobre la diversidad de acentos de su reparto internacional. Las comparaciones con Tarantino son inevitables, pero a pesar de su alcance internacional y de su ubicación en Estados Unidos, el legado de la comedia británica permanece profundamente infundido.

Free Fire puede presumir de un gran montaje, de una interpretación increíble en general y de un uso inteligente de los decorados que uno se podría encontrar en una fábrica abandonada para dirigir la historia. La película también ha contado con el consejo y la experiencia de unos colaboradores espectaculares. La presencia de Martin Scorsese y de Emma Tillinger Koskoff como productores ejecutivos ha sido una gran ayuda a la hora de crear el ambiente adecuado, mientras que la vivaz música compuesta por Geoff Barrow, miembro de la banda británica Portishead, y Ben Salisbury complementa perfectamente la energía del violento montaje de la película.

El proyecto más ambicioso de Wheatley hasta la fecha posee todos los ingredientes de un taquillazo y consigue finalizar con un toque contemporáneo y de relevancia cultural. Además, como suele ocurrir cuando se visita un lugar que nos es familiar, lo importante aquí es el trayecto, no el destino. En ese aspecto, el director británico ha desatado un inferno en un divertido viaje.

Free Fire ha sido producida por Film4, el BFI y Rook Films. Protagonist Pictures se ha encargado de las ventas internacionales.

Nuestra cobertura del 60º Festival de Cine de Londres BFI está realizada en colaboración con el Máster en Estudios de Cine, Programación y Comisariado de la Escuela Nacional de Cine y Televisión de Reino Unido.

(Traducción del inglés)