03/11/2016 - La película colectiva ideada por Alessandro Giuggioli, ganadora del Toronto Independent Film Award y estrenada hoy en Italia, aborda la búsqueda de trabajo con tonos surrealistas

“Los precarios de la noche”, uno de los episodios de In bici senza sella

Hay quien vende entradas para entrevistas de trabajo y quien para obtener un empleo se confía literalmente a Dios; quien simula ataques de bulimia para esconder un embarazo en la oficina y quien, ante la perspectiva de la inmortalidad, vacila: ¿toda la eternidad buscando trabajo, sobreviviendo a base de labores no remuneradas, contratos a tiempo parcial y millones de “ya le diremos”? A una espiral infernal, grotesca y llena de fabulosos hallazgos nos transporta la comedia sobre (no solamente) la precariedad juvenil In bici senza sella [+lee también:
tráiler
ficha de la película]: una agradable sorpresa descubierta en la 11ª Festa del cinema de Roma, concretamente en la sección Alice nella Città, tras su victoria del Toronto Independent Film Award. Hoy llega a una treintena de cines italianos de la mano de Zenit Distribution.

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Nacida a partir de una idea del joven actor y productor Alessandro Giuggioli, la película está compuesta de seis episodios más o menos surrealistas dirigidos por siete cineastas debutantes: Giovanni Battista Origo, Sole Tonnini, Gianluca Mangiasciutti, Matteo Giancaspro, Cristian Iezzi, Chiara De Marchis y Francesco Dafano. En “Santo Grial”, Edoardo Pesce y Riccardo De Filippis (ambos rostros conocidos de la serie televisiva Roma criminal) se las apañan más mal que bien vaciando comedores hasta que, un día, encuentran la preciadísima copa de la vida eterna y deciden dársela gustosamente con un viejecillo a cambio de su pensión. En “Los precarios de la noche”, una versión desquiciada de Los amos de la noche, de Walter Hill, vemos de noche a unos parados y trabajadores en negro; en “Curriculum Vitae”, un joven esperanzado (Flavio Domenici) escucha cómo le dicen que está sobrecualificado quienes lo entrevistan (entre ellos, vemos a Francesco Montanari,el libanés de Roma criminal, que aquí encarna a un moderno yuppie) y, tras la enésima entrevista a pique, se verá obligado a inventarse un oficio de lo más singular.

La perspectiva pasa a lo femenino en “Crisalide”, donde una joven (Emanuela Mascherini) se hace pasar por una deprimida que ha tomado demasiado chocolate (lo que le provoca los visibles sobrepeso y náuseas) con tal de que su despiadado jefe no se percate de que está embarazada y la despida; después vemos “Il parassita”, un episodio más poético protagonizado por el propio Giuggioli, un desempleado que vive en la casa de su antiguo jefe (Ciro Scalera) y trata de ayudarlo, en silencio, a sacar adelante la empresa; “Il posto fisso”, por último, presenta una especie de carrera de obstáculos para ver quién llega antes a la entrevista de trabajo, como si se tratara de una jungla poblada por gente dispuesta a todo con tal de obtener un contrato indefinido; entre ellos, veremos cómo los dos amigos protagonistas (Michele Bevilacqua y Luca Scapparone) toman una decisión vital de lo más inesperado.

Los seis episodios, homogéneos entre sí en lo que respecta a la fotografía, el montaje y el tono, están introducidos todos ellos por la suave voz de una fantasmagórica speaker de Radio Precaria Popolare y aparecen bien escritos y protagonizados por un gran reparto de actores formados en las tablas del teatro (cabe citar asimismo a Alberto Di Stasio, Stefano Ambrogi o Alberto Gimignani). En fin, una mirada sobre la precariedad entre paradojas y risas amargas original, fresca e inmediata.

In bici senza sella es una producción de Tandem Film Production en colaboración con Amaro y Tranchese Produzioni y con un apoyo de excepción: Colin Firth. El oscarizado actor británico (cuñado asimismo de Giuggioli) acompañó en estos últimos días a la película en su presentación en Roma y se presta a una falsa prueba para un simpático clip promocional.

(Traducción del italiano)