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CANNES 2017 Un Certain Regard

El taller de escritura: un film magistral

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- CANNES 2017: A partir de la historia, ya de por sí interesante, de un curso de escritura, Laurent Cantet nos sorprende abordando un tema de una urgencia y gravedad extraordinarias

El taller de escritura: un film magistral
Marina Foïs y el resto del joven reparto en El taller de escritura

Un aula de instituto (la de La clase [+lee también:
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) le valió la Palma de Oro 2008 y una nominación a los Óscar, y ahora Laurent Cantet vuelve al Festival de Cannes, en la sección Un Certain Regard, con El taller de escritura [+lee también:
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, un film impresionante por la compostura con que aborda —tranquilamente, sin grandes aspavientos, con un sentido admirable de la matización y en el marco de un curso de escritura impartido a un pequeño y variopinto grupo de alumnos— un tema que se cuenta entre los más graves de nuestro tiempo. 

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La primera gran elegancia de la película reside en atenerse casi únicamente, para desarrollar su mensaje de una urgencia y universalidad absolutas, a la regla de las tres unidades. La historia transcurre en efecto en el contexto sereno de un taller de escritura de novela policíaca impartido en un jardín, en verano, en La Ciotat, por una novelista llamada Olivia (Marina Foïs) a un pequeño grupo de jóvenes adultos de estratos diferentes, que acuden al curso por una variedad de razones. Ya en ese punto, partiendo de esta sencilla premisa literaria, el guion, coescrito por Cantet y Robin Campillo (su coguionista en La clase, competidor este año en Cannes con 120 battements par minute [+lee también:
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), desarrolla cuestiones cruciales: la relación entre realidad y ficción, la posición moral del autor y, finalmente y sobre todo, el espíritu crítico, cuya progresiva pérdida —puesta audazmente en paralelo con el destino de la célebre villa portuaria donde se ambienta la historia— afecta con tanta crueldad al mundo en que vivimos, de suerte que los profesores y “guías” como Olivia tienen una misión cuya importancia supera con mucho las paredes de sus aulas.

Conforme avanza el film, vamos comprendiendo con mayor claridad que el homicidio que nuestro pequeño grupo debe resolver bien podría ser el asesinato, terriblemente trágico, del pensamiento crítico, mientras que, a partir del humilde proyecto de creación colectiva al que asistimos, emanan dinámicas y temas cada vez más fundamentales y apremiantes, provocando subidas de tono y divisiones entre los alumnos: las aspiraciones profundas de los individuos —y su coincidencia o ausencia de la misma con un horizonte existencial universal a todo el género humano, más allá de las determinaciones—, la relación de las personas con el pasado, su capacidad de encontrar un terreno común y entenderse más allá de las diferencias de cualquier orden que les oponen, y la reciente oleada de atentados, la violencia, las razones de un posible deseo de violencia en ciertas personas...

El catalizador de todas estas problemáticas, y de las apasionadas opiniones que suscitan, es un personaje a un tiempo dócil e indescriptiblemente perturbador, aterrador incluso (según leemos en la mirada de Olivia), que no tarda en oponerse al resto de sus compañeros. Se trata de Antoine, un chico solitario y un poco demasiado fascinado por el mundo de los videojuegos de guerra, que se mueve en un entorno de extrema derecha, sin imbuirse por ello de esa ira orientada firmemente contra su objeto que caracteriza a esta ideología: Antoine apunta su arma contra la luna como la apuntaría contra su profesora rubia y de ojos azules, con la más terrible de las indiferencias. Es en este vacío, en este temible abismo que Camus fue el primero en presentar en estado bruto, sin máscara, donde se encuentra la clave de todas las antedichas cuestiones; pero, al contrario que El extranjero, El taller de escritura deja entrever una discreta luz de esperanza, capaz de imponerse al deslumbramiento homicida. 

Para ambientarse en una localidad conocida por sus astilleros, El taller de escritura es sin duda un film increíblemente logrado, sólido, brillante. Producida por Archipel 35, la cinta es vendida internacionalmente por Films Distribution.

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(Traducción del francés)

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