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TRANSILVANIA 2017 Competición

Las toninas van al Este: padre no hay más que uno

por 

- La película escrita, dirigida e interpretada por los uruguayos Verónica Perrotta y Gonzalo Delgado y coproducida con Alemania retrata con acidez las relaciones paterno filiales

Las toninas van al Este: padre no hay más que uno
Jorge Deneví y Verónica Perrotta en Las toninas van al Este

Estos días se proyecta en competición en el Festival Internacional de Cine de Transilvania (2-11 junio, Cluj-Napoca) Las toninas van al Este [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, primera colaboración como directores de los uruguayos Verónica Perrotta y Gonzalo Delgado, ambos profesionales con amplias trayectorias en diferentes ámbitos de la creación cinematográfica. 

La cinta se centra en Virginia (interpretada por la propia Perrotta), una profesora decidida a reencontrarse con su padre para comunicarle la noticia de que pronto será abuelo. El recibimiento por parte del progenitor no es todo lo cálido que podría esperarse. Miguel Ángel García Mazziotti (personaje interpretado por Jorge Deneví) es una vieja gloria de la televisión que intenta ocultar su decadencia bajo un ridículo tinte de pelo rubio. En su vida solo hay lugar para el alcohol, el joven al que paga para que cubra sus necesidades afectivo-sexuales y su gato. La aparición inesperada de su hija no supone para él nada más que un inconveniente.

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A pesar de las tensiones provocadas por el reencuentro de un padre y una hija que llevan años sin verse, la perspectiva de la llegada de un nuevo miembro a la familia consigue hacer que el muro que separa a ambos se caiga, al menos parcialmente. Virginia insiste en pasar el fin de semana con su padre y disfrutar con él de su lujosa vida en Punta del Este. En pocas horas se da cuenta de que la supuesta situación de privilegio de su progenitor dista mucho de ser real. Detrás de los extravagantes trajes, las fiestas en locales glamurosos y las amistades con las personas más influyentes de la zona, se esconde un hombre que no acepta que sus días de gloria han quedado atrás. En lugar de hacerle enfrentarse a su realidad, Virginia decide entrar en el juego de falsas apariencias y engaños, lo que da lugar a situaciones tragicómicas en los que se hallan los momentos más inspirados de la película. 

Aunque no se trate de un análisis profundo de los modos de comportarnos de los seres humanos actuales, la cinta señala algunas constantes que en mayor o en menor medida nos afectan: la necesidad de parecer siempre felices, la obsesión por lograr el éxito o el pánico a aceptar que la belleza es algo efímero que sucumbe al imparable paso del tiempo. Todas estas cuestiones son tratadas en la cinta de un modo un tanto superficial. Perrotta y Delgado parecen no querer ponerse demasiado serios, pero no por ello fracasan a la hora de transmitir al espectador una sensación de desazón que difícilmente puede resultar ajena. 

Es cierto que con más ambición y atención en los detalles la película podría lograr ascender a cimas más altas. De todas formas, al final de su visionado prevalece la satisfacción de haber pasado un rato agradable con unos personajes que no distan demasiado de nosotros mismos en lo que a sus aspiraciones, sus deseos y sus miedos se refiere. 

Las toninas van al Este es una coproducción entre Uruguay, Argentina y Alemania (a través de la compañía Pandora Filmproduktion).

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