Felicie y Charles viven un intenso y alocado romance veraniego durante sus últimas vacaciones. Sin embargo, por culpa de una pequeña confusión en el intercambio de sus direcciones pierden todo contacto hasta cinco años después, cuando Felicie se encuentra viviendo en París con su madre y una pequeña niña fruto de aquella apasionada relación sin que Charles sepa nada. Los compañeros masculinos de Felicie van oscilando entre el peluquero Masence, que además es su jefe, y el intelectual algo pedante Loic, pero ella se siente incapaz de comprometerse a nada serio con ninguno de ellos mientras el recuerdo de Charles siga tan presente en su memoria, corazón y delante de ella con la forma de su hija. En realidad, nunca ha perdido la esperanza de volver a encontrarlo de nuevo y retomar las cosas allí donde las dejaron.