Todos los personajes de A zona se enfrentan a la pérdida de un ser querido. En un hospital, un hombre observa el cuerpo de su padre, acostado en una cama de blancas sábanas y cuyos únicos movimientos son aquellos provocados por el respirador artificial que lo mantiene en vida. En una ambulancia, una mujer embarazada, presa del pánico, agarra con fuerza la mano de su marido mientras el personal sanitario trata de reanimarlo. En un apartamento, un hombre se familiariza con el espacio impersonal en el que vivió su padre y aunque el perro del difunto siga allí, su presencia no colma de ninguna forma la profunda sensación de vacío que se desprende del lugar. Una pareja vive aislada en el campo. Están esperando un hijo, pero una noche el marido sale y nunca regresa. La película gira en torno a hombres y mujeres aparentemente anestesiados por el dolor que los embarga. Son supervivientes a cuyo alrededor la vida se esfuma, que titubean y avanzan a pesar de todo en busca de un poco de alivio.