16/06/2009

Last Conversation, del holandés Noud Heerkens, es una audaz película rodada en una sola toma en la que somos testigos de una conversación telefónica entre dos amantes que acaban de romper, desde 25 ángulos diferentes. Esta ópera prima ha sido seleccionada para participar en la sección Variety’s Critics’ Choice: Europe Now, de la edición de este año 2009 del Festival de Cine de Karlovy Vary.

Cineuropa: ¿Cómo ha influido tu experiencia en el vídeo y la instalación en tu primera película?
Noud Heerkens: Empecé haciendo trabajos experimentales a finales de los años setenta, investigando sobre la imagen en movimiento y su confluencia con otras disciplinas como el teatro y la danza. Lo que verdaderamente supone un desafío es buscar formas nuevas de contar historias y hacer películas y hace diez años empecé a concentrarme en un enfoque más conceptual que me llevó finalmente a hacer un mediometraje que al final terminó siendo un largometraje.

La película se ha rodado en una sola toma. ¿Ibais con esa idea desde el principio?
La idea de rodar todo en una larga toma con 25 cámaras era uno de los puntos de partida de este proyecto. Aunque la situación de las cámaras, el guión y la interpretación se podían planificar de antemano, el resultado final dependió mucho de la casualidad. Cada una de las cámaras graba su propia realidad, incluyendo el tiempo y el tráfico de la carretera. La película no cuenta una historia, sino que muestra un momento en el que diferentes realidades convergen. Todas las imágenes, las de los árboles, la carretera, el coche, Anne hablando por teléfono… cuentan sus propias historias en ese preciso momento. El hecho de que todas esas vistas diferentes tengan lugar al mismo tiempo es lo que da significado a la película.

¿Cómo desarrollaste la historia?
Me inspire en escritores, directores y arquitectos como Bernhard, Cocteau, Antonioni, Gehry y Koolhaas. Entonces, la guionista Jacqueline Epskamp escribió una primera versión que amoldé luego a mi propia visión. Con esta nueva versión la actriz Johanna ter Steege y yo empezamos a ensayar para terminar de darle forma a la película.

¿Cuándo descubristeis que era necesario mostrar únicamente un lado de la historia y sólo por teléfono?
Estaba claro desde el principio que el espectador sólo vería y escucharía a Anne, siempre estamos cerca de ella, también visualmente. Se enfrenta a una batalla entre sus emociones y la necesidad de tomar el control de su propia vida. La relación entre ella y su amante no es el tema central de la película. Se trata de por qué y cómo esta mujer intenta sobrellevar el que la hayan dejado, y el dolor que le supone, para seguir adelante con su vida. Dirigí a Johanna, pero es su personaje, Anne, la que de alguna forma dirige al hombre tras el teléfono, se añade una realidad virtual. Cuando conduce por una ciudad, se imagina en la habitación de su amante, lo que convierte la película en una búsqueda de la unidad entre espacio, tiempo, acción y, como una dimensión añadida, un mundo virtual.

¿Cómo te decidiste por la cantidad de cámaras y sus posiciones?
El número formaba parte del concepto original, que consistía en crear un movimiento dentro de un movimiento. En vez de mover una única cámara alrededor del coche, una serie de tomas de cámaras en posiciones distintas también podría sugerir movimiento. El director de fotografía Richard van Oosterhout y yo nos pasamos tres días buscando los puntos exactos donde colocar las cámaras, fragmentando el espacio dentro y fuera del coche. En la sala de montaje intenté enfatizar esta fragmentación al principio de la película, por lo que solo queda claro poco a poco que la película se rodó en una sola toma.

¿Crees que tus próximas películas serán, al igual que ésta, diferentes a las películas “normales”?
El punto de partida para mi próxima película es de nuevo un concepto que juega con las condiciones de rodaje y las perspectivas narrativas.