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Vardis Marinakis • Director

La acción necesita sacrificio

por 

- Tras estudiar con Stephen Frears, Vardis Marinakis es el último talento del cine griego y no se ha convertido en uno de los mayores exponentes del movimiento FoG por casualidad

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Vardis Marinakis: Black Field es una película de época ambientada en un convento en el siglo XV. Un jenízaro [soldado de élite del ejército otomano] herido llega a un convento, donde es curado por las monjas. Allí, el jenízaro se enamora de una de ellas y escapan juntos. La trama sufre un brusco giro que ha sido filtrado. En cualquier caso, no quería que la película se basase en este giro, ya que el tema central es el acercamiento de dos personas que son las dos caras de la misma moneda. No es una obra histórica, tiene más que ver con la identidad sexual, la identidad en general y la libertad para expresar la propia individualidad. Los elementos históricos son más bien un fondo para una historia arquetípica y basada en los personajes que se concentra en la gente, los sentimientos, los sentidos y la imagen.

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¿Por qué quisiste hace runa película de época, algo inusual en el cine griego?
No sé, no consigo narrar una historia ambientada en la actualidad. Todas las ideas que me surgen se refieren a películas que se desarrollan en un ambiente casi mágico. Puede ser el pasado o el futuro, pero seguramente no el presente. Están ambientadas en espacios extraños y solitarios. No puedo pensar en nada urbano o moderno. No sé por qué, pero así ha sido hasta ahora.

¿Te atraen las películas de época en general?
No, no soy especialmente aficionado al cine de época. Se han hecho algunas películas de este tipo en Grecia en los últimos año, pero no las he visto. La idea de verlas me aterroriza. La razón por la que elegí una ambientación de época para narrar esta historia es que refuerza su aspecto de cuento de hadas. Y porque lo radical de la situación sólo podía ser plausible en aquella época, a causa de un requisito histórico que no vale hoy día. En general, el cine de época no es lo mío. El modo con que suelen hacerse tiene algo de trasnochado. Pero, como concepto, me gusta. Me ayuda a que me crea la historia.

¿Te causó algún inconveniente el tener que recrear toda una época?
Desde el punto de vista práctico, no me asustaba. Hay directores artísticos y de vestuario, profesionales que se dedica a ello. De hecho, contratamos a un excelente director artístico, Yorgos Georgiou, que se encargó también del vestuario, y seguimos un acercamiento parecido al de Pasolini, o sea, muy minimalista y alejado del recargamiento de elementos, y también evitamos divertidos vestidos con plumas y demás. Si te fijas en el vestuario de un jenízaro, es la cosa más ridícula que puedas imaginar, llevaban estos gorros hasta el techo, llenos de plumas de colores y cosas por el estilo. No quería estas cosas. Quería un acercamiento estético más refinado. Pero lógicamente hicimos que el guión fuese revisado para que tuviese sentido en la época, que la historia fuese plausible. Contratamos a un estudioso de cultura bizantina para que nos ayudara con los cánticos de las monjas e hicimos todo lo posible para aumentar la precisión histórica.

¿Qué te parece haber encabezado la selección de un evento tan atípico como FoG Films?
Sí, bueno, no es lo que había imaginado. Pensaba ir a Cannes, ganar el máximo galardón... [Risas] Tenía esta fantasía de ser descubierto por el mundo antes de terminar con la película. No, estoy sólo tomando el pelo a Yorgos Lanthimos [director de la ganadora de la sección Una Cierta Mirada Canino [+lee también:
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]. Nada de eso ha pasado, claro está, pero seamos honestos, todos soñamos con un gran festival.
Pero lo que he descubierto aquí me ha abierto el corazón a muchas otras cosas. De repente, he dejado de sentirme solo. He conocido gente, directores con los que nunca antes había hablado, no por algún tipo de animosidad, sino porque nos aislamos en nuestros sueños profesionales, como el sueño de Cannes, por ejemplo. Así que, de repente, nos hemos conocido, hemos empezado a compartir ideas, hemos construido algo que para mí es enormemente conmovedor, mucho más satisfactorio que ser premiado por un comité. No porque no quisiera el premio, claro. Pero existe una sensación de sacrificio y creo que cualquier tipo de acción necesita algo de sacrificio para ser algo. Hay que derramar algo de sangre.

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