22/03/2010 - Entrevista con un realizador que vuelve al cine tras 22 años de ausencia con una controvertida película que pone en duda la verdad oficial y revela la misteriosa vida de un gran artista

Ya con Przeznaczenie (lit. Predestinación) en 1984, Jacek Koprowicz provocó un escándalo y la película tuvo que esperar dos años para ser estrenada por la oposición de los familiares del escritor cuya biografía había servido de base para la obra. Luego, dirigió Medium en 1985 y Alchemik en 1988, antes de decir adiós al cine. Ahora, vuelve con Mystification [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Jacek Koprowicz
ficha de la película] y, con ella, la polémica.

Cineuropa: ¿Qué te ha interesado de Witkacy, uno de los artistas polacos más enigmáticos del s. XX?
Jacek Koprowicz: Witkacy siempre me ha apasionado y hacía mucho tiempo que pensaba realizar una película sobre él. Después de la famosa exhumación de 1988, cuando las cenizas de una joven ucraniana fueron encontradas en lugar de las suyas, me sentí estimulado para seguir la pista de su muerte misteriosa. Witkacy por otra parte escribió en uno de sus tratados teóricos en 1929 que el arte supremo es la mentira. Constaté así que su suicidio en 1939 fue una mistificación.

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A pesar de la exhumación, nunca se cuestionó oficialmente la fecha de la muerte de Witkacy y, ya desde el guión, el escándalo ha rodeado a su película. ¿Ha dificultado de alguna manera la producción?
Tengo un carácter que atrae al escándalo. En mi opinión, un escándalo es una buena base para el cine. En nuestra realidad, existe la convicción deque hay que percibir a los artistas de manera escultural, estatuaria, como si fueran de bronce. A mí me gusta mostrar el lado humano, hasta qué punto la creación está ligada a la vida y por lo tanto el precio que hay que pagar para crear.

¿Fue difícil persuadir al equipo de la película de la pertinencia de su visión?
Conseguí, me parece, seducirlos. Tengo la impresión de que juntos nos dejamos convencer por esta historia, por esta convicción que la mentira es el arte supremo. Era un poco como si compitiéramos con el más allá.

La actuación de los actores tenía pues un doble sentido.
Efectivamente. Y algunas de mis propuestas de casting fueron acogidas con consternación e incluso temor. Lo importante era la elección de los actores, no tenía nada que ver con la semejanza física, sino con la fuerza de carácter, la energía. Y las encontré. Jerzy Stuhr, que interpreta a Witkacy, tiene una personalidad de este tipo, tiene esa fuerza.

Casi todas tus películas tienen un fondo histórico y un contexto político.
Sí, siempre hay una cierta implicación en la Historia y el terror que resulta. Es muy importante mostrarlo. Así, la intriga se vuelve más auténtica. En Mystification, el relato puede interpretarse como una lucha por la libertad. Pero, obviamente, no todo el mundo lo verá de esta forma.

La amante de Witkacy tiene un papel esencial en la película. ¿Es importante esta perspectiva femenina?
Es fundamental. Es, en efecto, una película sobre un amor loco, una verdadera pasión. Él existe gracias a ella depende completamente de él. Es una película también sobre las emociones imposibles.

Su anterior película fue realizada en 1988 bajo el régimen comunista. Mystification ha sido rodada en condiciones completamente diferentes. ¿Qué diferencias encuentras entre ambas realidades?
Mis sentimientos son ambivalentes. Lo que más lamento es que en aquella época teníamos mucho más días de rodaje, 90 contra los 32 de Mystification. Esto nos ha obligado a una enorme aceleración del trabajo. Rindo homenaje al equipo que cumplió su deber a pesar de estas condiciones difíciles. Un realizador tiene que tener la posibilidad de tomar distancia de lo que ha rodado, para mejorarlo. Kieślowski a menudo hacia muchas modificaciones después del montaje, rodaba escenas suplementarias, tenía tiempo. No tuvimos esta posibilidad, pero aún así me siento muy feliz por nuestro logro.