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Torsten Frehse • Distribudor, Neue Visionen Filmverleih

European Distributors Up Next! 2010 – Alemania

por 

Torsten Frehse fundó Neue Visionen Filmverleih en 1997 junto con Wulf Sörgel, antiguo compañero de Lichtblick Kino, en Berlín. La idea era crear una empresa que no fuese ni grande ni pequeña, sino realmente independiente y dispuesta a presentar un cine de gran calidad. Entre los primeros estrenos podemos destacar Black Moon, de Louis Malle; la austriaca Suzie Washington, y Express, Express, de Slovène Igor Sterk. La elección de las películas no se limita a algunos temas o países (si bien se presta una especial atención al cine europeo, a películas y documentales comprometidos, a jóvenes autores alemanes, al cine femenino, al africano…), pero tampoco es arbitrario: se trata de ofrecer al público las películas que no han sido distribuidas, con una campaña atractiva (artículos de prensa, carteles, documentación técnica, anuncios…). El catálogo de Neue Visionen es muy amplio y abarca desde películas de Ken Loach a títulos como Nói, el albino, del Islandés Dagur Kári, o la reciente Here and There, de Serbe Darko Lungulov. Incluye también centenares de clásicos: desde Orson Welles y David Lean a Buñuel y Wim Wenders, pasando por Rocky y James Bond.

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Cineuropa: ¿Cómo elegís las nuevas películas? ¿Dónde las encontráis y en qué medida tenéis en cuenta su éxito en los festivales y en su país de origen para que valorar su atractivo en Alemania?
Torsten Frehse: Nosotros compramos alrededor de diez títulos por año, que son ante todo películas europeas; eso sin contar los clásicos. El cine europeo representa el 50% de nuestra oferta; las películas alemanas, el 25%, y el otro 25% lo componen las películas del resto de países del mundo (América Latina, África…). Nosotros estamos especialmente interesados en las películas de Europa del este, que a menudo son coproducciones.
La mayoría de nuestras adquisiciones las llevamos a cabo en los grandes festivales y mercados, como Berlín y Cannes. Por supuesto, el éxito que tienen las películas en los festivales cuenta. A veces, los productores o vendedores nos proponen títulos de manera espontánea. Tenemos algunos socios europeos con los que trabajamos a menudo, como (The Coproduction Office, The Match Factory), pero a pesar de todo, elegimos en función de la calidad de cada película, y si la película es buena, el público sabrá apreciar lo que se le ofrece.

¿Qué estilo de lanzamiento preparáis para las películas?
Las campañas varían según la película, pero utilizamos una amplia gama de estrategias publicitarias, sin olvidarnos de que las pequeñas cosas cuentan (postales, cajas de cerillas, camisetas, documentos para profesores…). El número de copias está entre 25 y 80 o 100 (naturalmente, hay de 35mm y digitales, pero, al igual que los otros distribuidores, necesitaríamos ayudas del estado para la digitalización). A partir de las 50.000 entradas vendidas consideramos que la película ha funcionado bien. También nos llevamos a veces gratas sorpresas: por ejemplo, la película griega Petit crime, de Christos Georgiou, atrajo a 170.000 espectadores.

Vosotros tenéis una magnífica y amplia selección de clásicos. ¿Estas reposiciones son también la marca de vuestro compromiso y vuestra pasión como distribuidores?
Exacto. Nosotros creemos que es muy importante dar a conocer los clásicos al público, animar a los jóvenes a desarrollar sus conocimientos cinematográficos recuperando las obras maestras y organizando eventos especiales en su honor. Los clásicos que nos interesan son bien las películas de «culto», como Taxi Driver o Easy Rider, bien películas «importantes» (políticas, históricas o de la historia del cine). A diferencia de lo que se dice a veces, al público, especialmente a los jóvenes, les gusta mucho el cine «antiguo»: Al final de la escapada tuvo más de 40.000 espectadores en tres cines; Casablanca, más de 100.000 para cuatro copias.

¿Por qué habéis ofrecido a otros distribuidores la posibilidad de utilizar vuestra infraestructura?
Lo primero es que nos pagan y eso interesa, y, además, está en consonancia con nuestra propia convicción de que las películas, incluso las que son «pequeñas», deben proyectarse y hay que ayudar a cualquiera que las quiera compartir.

¿Qué esperáis del reencuentro organizado por el EFP en San Sebastián?
No sé decir cómo va a ser, pero tengo muchas ganas de ver lo que nos espera y de aprender cómo funcionan nuestros homólogos. Esto, sin duda, me aportará nuevas ideas.

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