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Franka Potente

Europa/EE.UU., ida y vuelta

por 

- La actriz alemana a las carreras entre Estados Unidos y Europa para The Bourne Identity y las nuevas películas de Greenaway y Schubel

La conocimos mientras corría con un gorro rojo por las calles de Berlín en Corre, Lola, corre. Era 1998. Algunos años después Franka Potente (28 años) atraviesa el océano. Y para ponerse al lado de Matt Demon en The Bourne Identity, una historia de espionaje ambientada en Europa, Franka se ha sometido a un duro entrenamiento físico, al más puro estilo Hollywood. Contactada por teléfono en Estados Unidos, la joven actriz alemana afirma que cuando elige una película le da lo mismo que sea un guión estadounidense o alemán: “Busco lo mismo, me fijo en la historia y en el personaje que debo interpretar”.

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Sin embargo, elige cosas muy distintas. Después de rodar La princesa y el guerrero con su ex novio Tom Tykwer estuvo con Johnny Deep en Blow, y ahora está en el plató de Try Seventeen, comedia romántica con Elijah Wood. Y mientras ha vuelto a Europa para The Tulse Luper Suitcases de Peter Greenaway y Blue Print del alemán Rolf Schubel.
“Es sólo porque me gusta el trabajo que hago. Pasa como con la comida, es variada, hay dulce y salado, y escoges lo que más te gusta”.

¿Qué relación tiene con el mercado cinematográfico estadounidense?
“Soy un poco escéptica sobre lo que sucede en Estados Unidos. Aquí tienen un enfoque marcadamente comercial, industrial, mientras que yo me acerco desde un punto de vista artístico a un proyecto de cine. Hay entonces una especie de choque entre el cine estadounidense y yo. Seguramente tienen buenos directores aquí, pero yo no busco el gran éxito de ventas. The Bourne Identity ha recaudado mucho aquí, pero no creo que sea un auténtico éxito de ventas, y por eso acepté trabajar en el proyecto”.

Volvió a Europa para trabajar con un gran director como Greenaway y con un compatriota suyo, Schubel, y además para un papel doble.
“No siento que me haya marchado nunca de Europa. Es un trabajo, que lo haga aquí o allá es lo mismo. La única diferencia es el idioma. No cambio en el modo de acercarme al personaje, es sólo el personaje que interpreto el cambia cada vez. En cuanto a Greenaway, ¿cómo iba a renunciar a trabajar con él?, si es un pilar de la cinematografía internacional. Lo conocí un poco antes de rodar con él, el año pasado. Sólo trabajé unos pocos días con él, pero fue verdaderamente maravilloso. También me gustó mucho la película de Rolf Schubel porque había que interpretar dos personajes. Es la historia de una pianista enferma de esclerosis múltiple; la película se desarrolla en el futuro y la mujer encuentra un científico que trabaja en clonaciones y que podría hacer que su talento se transfiera a un niño. Es una historia de amor y odio entre los dos. Y fue un gran desafío interpretar dos papeles de edades distintas, interesante también desde el punto de vista práctico. Hay que controlar los dos personajes en modos completamente distintos, sus sentimientos y la forma en la que se desarrollan en la historia”.

¿Una actriz europea en Estados Unidos puede pensar que el cine europeo ganará terreno en el mercado estadounidense?
“No creo que haya que cambiar una sola coma de las películas que se hacen en Europa. Muchas películas europeas copian a las estadounidenses y creo que esto se debe principalmente a una falta de estima en nosotros mismos y en nuestras historias. En Europa no hay una verdadera industria del cine como en Estados Unidos, y en algunos casos esto puede representar una ventaja para nosotros, pero creo que la manera de resolver este impasse es encontrando temas, políticos o de otra naturaleza, a tratar y a relatar de manera completamente europea, para ser más competitivos. Otro problema puede ser el idioma. A los estadounidenses no les gusta ver películas subtituladas y no quieren ver películas dobladas tampoco, y esto es un obstáculo muy importante. Pero creo que Internet ayudará para que en el futuro cambie esta actitud. Los niños están más acostumbrados a seguir imágenes con escritura en la red y esto podría ayudar a que los estadounidenses se acerquen a películas en otros idiomas subtituladas en inglés. Cada vez será un problema menos importante”.

¿Qué piensa sobre el hecho de que el dinero alemán termina en producciones estadounidenses?
“Creo que en realidad se trata de capitales provenientes de seguidores de ese cine, de personas que no han tenido mucho que ver con el cine y que invierten en películas estadounidenses porque se venden en todas partes, mientras que las alemanas irán como máximo a Austria o Suiza, y están seguros de que así tendrán beneficios económicos. No se puede decir que les interese el arte”.

¿Sus proyectos futuros la traerán de vuelta a Europa?
“Estoy conociendo a muchas personas, pero todavía no hay cosas definitivas de las que pueda hablar. En Alemania estoy en contacto con un guionista. Pero por el momento descanso. Sigo con las lecciones de violín, pinto mi apartamento. En pocas palabras, estoy en una fase de quietud”.

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