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Yvan Attal • Director

"Mi vida como una película"

por 

- Realidad y ficción se confunden en el debut como director del actor francés, intérprete de una comedia exitosa junto a su mujer, Charlotte Gainsbourg

Para su debut como director, con el que tanto había soñado tras unas veinte películas delante de la cámara, Yvan Attal ha elegido una historia que le era muy conocida. En Ma femme est une actrice [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
(Mi mujer es una actriz) se dirige a sí mismo y a su mujer, Charlotte Gainsbourg, en una comedia brillante donde la realidad y la ficción se entrelazan y se confunden.

No es casualidad que en la película los protagonistas se llamen precisamente Yvan y Charlotte, pero mientras ella es una actriz, él cambia de identidad y aparece como cronista de deportes. El alejamiento de su profesión en la vida real es pretexto para construir las escenas cómicas más divertidas de la película: Yvan (y nosotros los espectadores, solidarios con sus debilidades) no consigue soportar la idea de que su mujer se desnude ante millones de hombres. Como también lo vuelve loco que la manosee en cada ocasión un actor diferente. Cuando, además, su Charlotte debe rodar escenas de amor con un atractivo colega (Terence Stamp), conocido por su atracción sexual, Yvan entra en crisis definitivamente y contribuye activamente a complicarlo todo.

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Para los más maliciosos el tema de la película podría parecer una forma de exorcizar los temores que atormentan al director también en la vida real. “Pero yo también en mi carrera he pasado el día en la cama, desnudo con actrices desnudas. Confieso que luego es extraño volver a casa con mi mujer y fingir que no ha pasado nada”. Así es Yvan Attal, en Roma para apoyar el estreno en Francia (a partir del viernes 21) de su película tras el gran éxito obtenido en Francia, en donde se estrenó en noviembre de 2001.

¿Por qué ha querido contar una historia tan íntima?
“También yo soy un actor, como mi mujer. Valía la pena hablar de un aspecto muy especial de nuestra profesión, que ofrece muchas situaciones cómicas. Esta película no es un diario de nuestro matrimonio. No es la vida real, pero tampoco es completamente ficticia. Me gustó la idea de confundir las cosas”.

El ritmo, los ambientes y las bromas de su película recuerdan a las comedias de Woody Allen. ¿Qué directores le gustan más?
“En efecto, me gusta mucho el enfoque de Allen, así como el estilo de Billy Wilder, Robert Altman y muchos otros. No sacrifican otras cosas por las bromas. La tendencia a aligerar todo en beneficio de la comicidad a menudo genera películas muy planas. La escenografía, las luces y la música de Brad Mehidau me ayudaron a darle cierta elegancia a la película”.

¿En una pareja de actores se puede desatar una rivalidad profesional?
“A priori sí, podría suceder, pero no pasa en nuestro caso. En casa hablamos poco del trabajo. Mi mujer, y ésta es su gran virtud, consigue no ser actriz las 24 horas del día. Aunque en los períodos en los que está rodando le es difícil cortar, y cuando llega a casa yo entiendo que su cabeza sigue en el plató. Pero es algo normal. Ahora rueda una película con Sean Penn y Benicio del Toro (21 Grams, de Alejandro González Iñárritu, ndr). Estoy un poco ansioso como el personaje de mi película, ¡y espero que la tempestad pase pronto!”

¿Sus proyectos futuros?
“Acabo de terminar de escribir el guión de una película, espero comenzar el rodaje a finales del verano. En las salas francesas se estrena en abril Bon voyage de Jean-Paul Rappeneau, en donde trabajo con Gérard Depardieu, Isabelle Adjani y Rupert Everett.

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