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Radu Jude • Director

"La relación entre niños y padres divorciados"

por 

- Sobre la familia, el ridículo y cómo perderse por el camino (y el modo rumano de hacer cine) en Everybody in Our Family.

Cineuropa: ¿Cuándo se te ocurrió el personaje de Marius, el protagonista de Everybody in Our Family [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Radu Jude
ficha de la película
]
? ¿Te inspiraste en alguna persona real?

Radu Jude: El protagonista viene del corto Alexandra, que dirigí en 2007. Por distintas circunstancias personales, quise volver al tema de la relación entre niños y padres divorciados y partir de esa película, como hizo Truffaut con la serie de Antoine Doinel. Al final me quedé solo con el protagonista, Serban Pavlu. Tiene un origen mixto. Tiene algo de Pavlu, algo de mí (¡las virtudes!), algo de otras personas que la co-guionista Corina Sabau y yo hemos conocido, algo de los personajes de Chéjov, Raymond Carver y William Saroyan, algo de los histéricos protagonistas de Mircea Daneliuc, algo de los centenares de desconocidos que se desahogan lastimosamente en los foros de Internet sobre sus ex mujeres y algo de Andrei Butica, director de fotografía y asesor al guión de la película.

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En Everybody in Our Family abundan los chistes intraducibles. ¿Crees que la película será entendida por un público no rumano?
Es verdad que la película depende en gran medida de las palabras y el lenguaje. Es una película muy “hablada”. Hemos empleado mucho tiempo en dar con las palabras más adecuadas para mostrar cómo se habla hoy día en Rumanía y qué palabras que facilitan y obstruyen al mismo tiempo la comunicación entre los personajes. Además, el sonido de nuestro lenguaje, en ciertas ocasiones, lleva a situaciones increíblemente ridículas y la búsqueda de estas situaciones es uno de los temas principales de la película. Son cosas que, lógicamente, se pierden por el camino, sobre todo teniendo en cuenta que nos hemos visto obligados a contraer los diálogos para hacer los subtítulos en inglés. ¡Qué se la va a hacer! Es algo que pasa en todos lados. Eugene Ionesco intentó casi en vano traducir Ion Luca Caragiale al francés. Los diálogos de una de mis películas favoritas, Ciudad doliente (A City of Sadness), de Hou Hsiao-hsien, están, por lo que he leído, en varios dialectos chinos y otras lenguas, y esta es una de las razones que la hacen tan especial. Sin embargo, es impresionante incluso para alguien que no puede detectar estos detalles.

¿Cuál crees que es el mayor problema del cine rumano hoy día? ¿Y su mayor virtud?
Es un tema complicado. En primer lugar, los proyectos dependen de las ayudas públicas y el Centro Nacional de Cine funciona de un modo caótico, como demuestra que la negativa a Touch Me Not, de Adina Pintilie, a pesar del reconocimiento y los premios obtenidos con sus cortos y documentales. En cambio, se financiaron películas de gente sin experiencia como directores. Es estúpido y vergonzoso. En segundo lugar, existe un evidente problema de distribución, ya que no hay cines decentes fuera de las grandes ciudades y en estas solo se proyecta cine americano.

El público rumano tiende a ignorar su cine. ¿Cómo se puede mejorar esta situación?
El gran público suele ignorar asimismo el cine europeo. Al gran público tampoco le interesa mucho la literatura rumana de calidad. No sé cuál es la solución. Posiblemente pase por una mayor inversión en educación cultural, algo que el desastroso sistema educativo rumano ignora. Quizás sea el momento de admitir que hay dos tipos de cine, uno para el gran público y otro para el interesado en el cine de autor. ¡No vas a una restaurante de nouvelle cuisine a comer unas salchichas o al McDonald’s a comer sushi!

¿Puedes hablarnos sobre tu próximo proyecto?
Espero poder rodar un nuevo corto el verano que viene, Like a Shadow of a Cloud, sobre un sacerdote de Bucarest que escucha la última confesión de una mujer. He escrito el guión con Florin Lazarescu, con el que he escrito un drama de época ambientado a inicios del s. XIX, sobre una absurda ley vigente en aquella época. Me encantaría recrear en todo detalle la vida cotidiana de aquellos años. Creo que es una de las grandes cosas que puede hacer el cine.

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