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Christian Petzold • Director

No-lugares, mujeres en el cine y negación alemana

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- Lo nuevo de Christian Petzold, Phoenix, tiene como protagonista a una mujer que vuelve desfigurada de un campo de concentración. Cineuropa mantuvo un encuentro con el director alemán

Christian Petzold  • Director

Lo nuevo de Christian Petzold, Phoenix [+lee también:
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, tiene como protagonista a una mujer que vuelve desfigurada de un campo de concentración junto con el marido que aún ama y que la creía muerta. Al reencontrarse, después de una operación de cirugía, él no la reconoce, a pesar de encontrarle cierto parecido con su antigua mujer, y le pide que la imite para reclamar su herencia. Cineuropa mantuvo un encuentro con el director alemán.

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Cineuropa: En Phoenix se exploran dos niveles de realidad: el presente y el pasado. ¿A qué se debe este acercamiento, visible en todas y cada una de sus películas?
Christian Petzold: Crecí en un barrio de la periferia donde todo era artificial: el centro comercial, la plaza del mercado... ¡Y eso que la idea era justamente la de construir una verdadera ciudad! El cine se encuentra en este espacio entre la ciudad auténtica, deseada, y la realidad de esta ciudad artificial.

En su cine, esta disociación se vincula siempre a la historia de Alemania.
Siempre me ha parecido que Alemania era un país de refugiados y rechazo al tiempo que pretende ser una patria: hay que tener un himno nacional, una selección... Los personajes de mis películas siempre están en movimiento: van de un no-lugar a otro en busca de un lugar que pueda ser real, como una casa, o emocional, como un amor o una melodía. Creo que es así la historia de Alemania.

Usted siempre ha dado mucha importancia a los personajes femeninos. ¿De dónde vino la idea de Nelly, la protagonista de Phoenix?
Es una referencia al personaje de Kim Novak en Vértigo. Leí cosas sobre esta película cuando era muy joven pero no podía verlo. Así nació el mito para mí. Cuando por fin pude descubrir la cinta, vi muchas cosas: un hombre perverso que reconstruye a una mujer que jamás existió para sobreponerse a su impotencia, una mujer desesperada que interpreta también su propia existencia de actriz, construida en un laboratorio de Hollywood por hombres, y que ve a James Stewart con una desesperación que no es tan sólo la de Madeleine sino también la de Kim Novak. Me dije que si rodase una película como ésa, querría que la protagonista fuera una mujer, no el hombre impotente.

Mientras que Nelly vehicula la dualidad, es más bien su marido Johnny quien resulta ambiguo.
Quienes tienen una obsesión, como Nelly, quienes aman son gente normalmente aburrida. Son los que no quieren amar, los que no quieren sentir, los que resultan interesantes, como ese hombre que ha matado todo lo que lleva dentro pero conserva, en el fondo de sí mismo, un resto mínimo, una especie de brillo intermitente. A partir de ahí, esta obsesión de Nelly se convertirá en curiosidad y empezará a interpretarse a sí misma. Así es como ambos ejecutarán una suerte de coreografía. Es una pareja de baile.

Lo que resulta bastante sorprendente es que la actitud de rechazo total de Johnny le impide darse cuenta de la verdad.
¡Es tan sobrecogedor como ver una película de terror! Es como un paranoico que no ve más que lo que quiere ver mientras que, frente a él, Nelly espera el momento en que caiga el caparazón, lo que resulta bastante fascinante a nuestros ojos, gracias a la increíble interpretación de Nina Hoss. Por supuesto, el rechazo del marido recuerda la negación alemana: en 1945, los alemanes se inventaron una expresión legendaria: "la hora cero": todo queda borrado, empezamos de nuevo... Era también la fantasía de los fascistas: destruirlo todo para renacer con una nueva raza. Nelly no acepta esa "hora cero": quiere remontar el recorrido de los tiempos y comprender qué le ha pasado. No creo en la tabula rasa. 

El intento de Nelly de corresponder al concepto de Nelly, al ideal de Nelly, aborda cuestiones más universales sobre la identidad.
Es uno de los fenómenos que encontramos en la gente que vuelve a casa después de una guerra, que regresan a ese "hogar" idealizado después de haber quedado rotos por completo. Hay que hacer todo un viaje para regresar. Nelly hace un auténtico viaje por el tiempo. Y no renace del todo. Más bien todo lo contrario. 

La fotografía, con toques de colores vivos que poco a poco se abren paso entre el gris, es un efecto de lo más hermoso.
Siempre he pensado en una Berlín en ruinas como en un fuego que se apaga pero donde vemos aún algunos restos de carbón ardiendo. De siempre he imaginad que uno de esos trozos de carbón candente era Cabaret, con Liza Minnelli, y que bastaba con soplar un poco en las brasas para que volviera a aparecer ese brillo rojo. Es el intento de los supervivientes de volver a aquella época que representa ese fuego.

¿Qué tratará en su próxima película? ¿Volveremos a ver a Nina Hoss y a Ronald Zehrfeld?
Será la tercera entrega de mi trilogía de películas históricas. La intriga estará ambientada en la Marsella de 1940 y se presentarán los intentos desesperados de los refugiados por escapar de las garras del gobierno de Vichy y marcharse a Sudamérica. Voy a ver si puedo rodar en francés, cosa difícil porque no hablo francés, con actores tanto alemanes como franceses. Aún tengo que pensármelo pero probablemente volveré a trabajar con mis dos actores.

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(Traducción del francés)

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