25/07/2016 - Carlo Chatrian, director artístico del Festival de Locarno, ha comentado con nosotros la próxima edición del certamen, la 69a

Carlo Chatrian, que ha sido el director artístico del Festival de Locarno desde 2013, destaca la importancia del certamen de la ciudad suiza como una plataforma para grandes directores ya establecidos, así como, sobre todo, una para la sangre joven que espera poner patas arriba los códigos del cine.

Cineuropa: La majestuosa Piazza Grande será este año otra vez el lugar de proyección de una gran variedad de películas. ¿Cuáles fueron los criterios de selección?
Carlo Chatrian: Evidentemente recibimos a menudo películas de ciertos países –pienso en Estados Unidos y algunos europeos como Francia, Alemania e Italia, aunque haya diferencias– debido a la fuerza de la producción de sus industrias y a los códigos lingüísticos que utilizan, que el público reconoce inmediatamente. El verdadero reto es es mostrar obras de otras industrias lo suficientemente potentes como para estar en una pantalla enorme como la de Piazza Grande. Este año nos han conmovido historias de industrias que no hemos visto representadas en Locarno en años. Me refiero, por ejemplo, a la película de Mozambique, Comboio de Sal e Açucar, la coreana Teo-neol, o la malaya Interchange. La variedad de cintas que ofrecemos es importante porque uno de los principales objetivos del festival es abrir nuevos caminos en el mercado cinematográfico. La Piazza Grande tiene una selección de películas muy esperadas o que ya tienen distribución asegurada, como Jason Bourne o lo nuevo de Ken Loach, I, Daniel Blake [+lee también:
crítica
tráiler
ficha de la película], por una parte, o trabajos como la alemana Paula o lo último de Frédéric Mermoud, Moka, por la otra.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

Otra vez este año muchas películas suizas han sido elegidas para Locarno. ¿Crees que el cine suizo va bien? ¿Hay algo que una estas cintas más allá de sus diferencias lingüísticas?
Es difícil agrupar el cine suizo según solo un aspecto, por una parte porque la industria está construida sobre tres principales regiones lingüísticas, lo que significa que cada producción tiene un mercado de referencia diferente, y por otra porque históricamente siempre ha habido dos modelos y escuelas de pensamiento: los documentales y las ficciones. Para la edición de este año tuvimos todas estas diferencias en cuenta, y estamos orgullosos de tener dos películas de Ticino en nuestra sección Cineasti del presente. Así como películas de ficción, que este año representan la mayoría, tenemos también un documental fuera de competición firmado por el gran documentalista suizo Nicolas Wadimoff: Jean Ziegler, l'optimisme de la volonté [+lee también:
crítica
tráiler
ficha de la película]. Desde un punto de vista generacional, me proporciona un gran placer destacar que –y es una corriente que ha caracterizado el cine suizo en años recientes–dos de las películas en competición internacional son de jóvenes directores: el debutante Michael Koch, y Milagros Mumenthaler, que ya ganó el Leopardo de Oro en 2011. Ninguna de ellas (Marija [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Michael Koch
ficha de la película] y La idea de un lago [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Milagros Mumenthaler
ficha de la película]) fue filmada en Suiza. Milagros Mumenthaler volvió a Argentina en donde estudió y tiene familia, y Michael Koch retornó a Alemania. Es una Suiza multicultural a la que le gusta mirar más allá de sus fronteras, como ha hecho a menudo en años recientes.

¿Puedes recomendar alguna película que no se debe perder o directores que debamos seguir de cerca?
El programa de este año se caracteriza por su énfasis en los directores más jóvenes, en nombres menos conocidos. Este año el Festival de Locarno pondrá el foco especialmente, aunque no fuese nuestra intención original, en el cine del Sudeste Asiático, en parte como resultado de la sección Open Doors. De las muchas películas que proyectaremos, hay una que retrata el punto de encuentro entre gente, culturas y, en este caso, diferentes productores, especialmente bien. Se llama Hema Hema y es la última producción del director de Bután Khyentse Norbu, una figura importante en su país tanto por razones religiosas como culturales. Su nueva cinta se basa en la tradición de su país, y es el fruto de una coproducción entre el talentoso productor británico Jeremy Thomas y un joven productor de Bután. Esto en sí mismo es un excelente ejemplo de encuentro entre los sistemas de producción de Europa y el Sudeste Asiático.

(Traducción del italiano)