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Lino Escalera • Director

"Me interesa explorar los códigos de comunicación de las familias"

por 

- La ópera prima de Lino Escalera No sé decir adiós es un denso drama familiar con el que este cineasta, curtido en el mundo publicitario, compite en el Festival de Málaga

Lino Escalera • Director
(© Lorenzo Pascasio)

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entrevista: Lino Escalera
ficha de la película
]
muestra a una familia que debe aprovechar un tiempo escaso para resolver conflictos enquistados. Son sus protagonistas Nathalie Poza, Juan Diego y Lola Dueñas, dirigidos por Lino Escalera, que debuta en el largo tras firmar varios cortometrajes y muchos anuncios publicitarios. Compite en la sección oficial del 20º Festival de Málaga – Cine en español.

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Cineuropa: ¿Ha sido larga la gestación de la película?
Lino Escalera: Durante los años que nos ha costado levantarla, ha habido momentos en los que pensábamos que no saldría adelante. Conocí a Pablo Remón en 2009: yo había terminado mi corto Elena quiere y buscaba un guionista fresco que no estuviera contaminado por mi manera de rodar. Yo sólo tenía una génesis: un padre y una hija, ambos enfermos, uno física, la otra emocionalmente. Personajes que se embarcan en una huida, escapando de la muerte, y en ese trayecto se producen la despedida y la aceptación. Yo había visto Casual Day y me gustaba la manera de Pablo al trabajar los diálogos, porque yo no los escribo bien, pero él sí.

Son brillantes en No sé decir adiós.
Pablo es uno de los mejores guionistas de este país: define a los personajes a través de su manera de hablar. También me gusta cómo emplea del humor y lo hace convivir con el drama. Estuvimos trabajando juntos dos años y medio, y luego lo presentamos al Ministerio de Cultura, que nos dio una subvención a desarrollo. Yo trabajaba en publicidad y él estaba con otros guiones, por eso la escritura se dilató más tiempo. Y entraron varias productoras en el proyecto, pero se cayeron. Finalmente, en 2013 recibimos la ayuda a producción de largos, pero con mucho no por el camino. Ha sido una película que siempre, en el último momento, ha conseguido levantarse: nos ha tenido sufriendo todo ese tiempo.

¿Por qué decidiste rodar en Almería?
Quería vincular de una manera visual la parquedad y sequedad de los protagonistas con el paisaje. Yo había rodado allí un corto y pensé que era perfecta como escenario, donde enclavar el origen de esta familia: un sitio muy bello, pero terriblemente duro a la vez. Cuando cuajó la producción catalana, también localizamos en Barcelona y Girona.

Y ese interés por la familia como elemento dramático, ¿a qué se debe?
Me interesaba esa capacidad de los personajes centrales de poder negar la realidad y acorazarse: no ven lo que les duele, cualidad que me resulta curiosa. También me interesa explorar los códigos de comunicación que tienen las familias, cada una a su manera. Las barreras emocionales, los lastres del pasado y las heridas interfieren en esa comunicación, pero hay una voluntad por parte de todos, sobre todo ante el acecho de la muerte, de comunicarse y estar cerca, a pesar de todo.

Pero no das datos sobre el pasado complicado de esa familia...
No necesitamos explicar más: se habla de la madre un par de veces, es evidente que ha muerto y eso da pistas de por dónde puede venir la ruptura familiar. Hay pinceladas que pueden describir el pasado, pero no queríamos ahondar demasiado en ello. Con lo que se dice se nota que hay una herida.

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