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Dominik Tschütscher • Curador, Diagonale Film Meeting

“El debate siempre gira en torno a las cuotas de mercado y los resultados de taquilla”

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- Dominik Tschütscher, organizador del evento para profesionales de la Diagonale, habla sobre la necesidad comercial y política de que el cine austríaco conecte con audiencias locales

Dominik Tschütscher  • Curador, Diagonale Film Meeting
(© Natascha Unkart)

Dominik Tschütscher era el candidato ideal para organizar Film Meeting, un evento para profesionales de dos días, celebrado en el marco de la presente edición del Festival de Cine Austríaco Diagonale y centrado en cómo lograr que las películas austríacas conecten con audiencias austríacas. En cuanto que fundador de CinemaNext —un programa de desarrollo de talento creado en 2011 para ayudar a jóvenes cineastas austríacos—, el curador basado en Viena tiene una perspectiva privilegiada de las necesidades y expectativas del sector fílmico nacional, incluyendo a sus realizadores, financiadores y públicos. 

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Cineuropa: ¿Por qué el cine austríaco necesita una mayor popularidad?
Dominik Tschütscher:
Esa era una pregunta que Sebastian Höglinger y Peter Schernhuber [codirectores de Diagonale] se planteaban durante el año pasado al hablar con profesionales de la industria. Era evidente que la brecha que separaba a las películas austríacas de la audiencia nacional es que la gente deseaba que fueran más populares. Este debate lleva a establecer comparaciones de cifras, cifras que son muy frustrantes para el sector. Al público probablemente no le importan los números, pero sí a los profesionales. Ese es el punto donde se convierte en un problema: quizás los líderes políticos vean estas cifras, y quizás haya un cambio de régimen hacia una política más de derechas. Cuando miren al sector cultural y decidan cómo distribuir el dinero, el sector cinematográfico no tendría buenos argumentos.

¿Cuáles son los retos claves que afronta actualmente el cine austríaco con respecto al aumento de su atractivo comercial o popular para las audiencias nacionales?
Esta cuestión no es nueva. Todo el mundo conoce los argumentos y sus posiciones. Lo que hemos intentado hacer en los dos días de Film Meeting es poner todos los argumentos en la mesa, y, con suerte, a partir de ahí, podemos tratar de tomar ciertas medidas; pero ciertas personas de la industria pueden considerar tales medidas como duras para sí mismas.

¿A qué medidas te refieres?
Los grandes productores o empresas de producción quieren menos películas en los cines a nivel nacional. Dicen que no tiene sentido que produzcamos 50 o 60 cintas austríacas al año: “Que no haya público para tantas películas no es ninguna sorpresa”, dicen. Así que quieren un menor número de películas, alrededor de 30. Diez de ellas deberían ser altamente comercializables, y claro, esas mismas compañías quieren producir esas diez películas. La diversidad de la cultural fílmica nacional no se sustenta en esas películas comercializables; se sustenta en cintas aclamadas internacionalmente en festivales de cine, tales como las de Daniel Hoesl, Michael Glawogger —aunque Glawogger también hizo películas comerciales—, Ulrich Seidl y Michael Haneke. Estas cintas realmente no obtienen muy buenos resultados en Austria.

Mi opinión personal es que las películas comerciales deben encuadrarse en esa diversidad. No quiero decir que deban tener una orientación convencional, pero sí deben tener una orientación comercial; no quiero que no se ponga en ellas esfuerzo y carácter. Por otro lado, necesitamos esas cintas de arte y ensayo que no pueden o no deben ser juzgadas en base a las cifras de taquilla. Pero, ahora mismo, el debate siempre gira en torno a las cuotas de mercado y los resultados de taquilla. Y hay que tener cuidado para que el debate no desequilibre la situación, de un lado o del otro. Debemos tener una actitud positiva hacia las películas comerciales. Las necesitamos, porque el cine austríaco necesita ser financiado y necesita conectar con una audiencia, pero tampoco podemos, ni debemos, dar la espalda a la diversidad y la experimentación que, desde mi punto de vista personal, es la base del éxito. Tengo la impresión de que, ahora mismo, hay una línea muy fina que separa ambas vertientes. Debemos ser cuidadosos y tratar de encauzar la cuestión en una dirección positiva.

A este respecto, ¿en qué medida son un factor importante las coproducciones europeas?
Si preguntas a las compañías de ventas o a las productoras públicas, para ellas es una estrategia interesante, porque de ese modo pueden llegar a ciertas audiencias o conseguir financiación con mayor facilidad. Pero si preguntas qué es lo que interesa a los espectadores austríacos, ves que no les importan las coproducciones. Quieren ver a actores austríacos hablando en un dialecto sobre una temática regional. Puede resultar retorcido, extraño o incluso cómico, pero con las coproducciones se plantea la posibilidad de contar la historia de un modo diferente, y es por ello que no conectan con las audiencias locales o nacionales. 

¿Es una cuestión de autenticidad, entonces?
Sí. Hace unas semanas, fuimos con un grupo de cineastas austríacos a varios cines y preguntamos a los espectadores cómo percibían el cine austríaco y qué les interesaba. Casi todos dijeron algo parecido a esto: “Debe tener una conexión con nosotros. Puede ser lento, pero para que me interese tiene que ser auténtico”. Las coproducciones sí que funcionan en el caso de las películas para niños. A los niños no les importa que se hable en alemán austríaco, basta con que entiendan el idioma y sea una buena historia.

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(Traducción del inglés)

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