email print share on Facebook share on Twitter share on LinkedIn share on reddit pin on Pinterest

CINEMA JOVE 2018

David Trueba • Director

“Rodar esta película supuso una estupenda catarsis”

por 

- El madrileño David Trueba estrena su nueva película, Casi 40, una libérrima e independiente road movie que obtuvo la Biznaga de Plata Premio Especial del Jurado en el Festival de Málaga

David Trueba • Director
(© Universal)

David Trueba (Madrid, 1969) ganó –ex aequo– la Biznaga de Plata Premio Especial del Jurado en el último Festival de Málaga. Cine en español por Casi 40 [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: David Trueba
ficha de la película
]
, road movie aliñada con canciones que protagonizan Lucía Jiménez y Fernando Ramallo, quienes retoman, 22 años después, los mismos personajes que encarnaron en La buena vida, la ópera prima del director y escritor. La película llega este viernes a las salas de la mano de Avalon, tras haberse proyectado en el Cinema Jove de Valencia.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)
Hot docs EFP inside

Cineuropa: ¿De dónde nace la pulsión de recuperar a esos personajes?
David Trueba: De mi última novela Tierra de campos, que trataba de un cantante de cuarenta y tantos años que seguía en el mundo de la música. Y me hizo preguntarme: ¿qué habrá sido de quienes, a mitad de camino, a los treinta años, con familia o relación estable, decidieron dejar de vivir en la inestabilidad y optaron por otro tipo de vida? Cuando Lucía Jiménez rodó La buena vida cantaba y tenía un grupo musical: le llegaban ofertas para grabar un disco y tonteó con la idea, pero nunca lo hizo, porque se estableció como actriz. ¿Qué habría pasado si hubiera seguido aquel camino? Un día, cenando con ella y con Fernando Ramallo, me sorprendió el hecho de que llevaban diez años sin rodar un largometraje… entonces decidí hacer uno con ellos y retomé aquella idea de la música; yo, además, estaba atascado con un proyecto típico de la industria del cine y con las televisiones detrás, que no paraban de presionar, así que lo mandé todo a paseo y me dediqué a Casi 40: fue una catarsis maravillosa.

¿Hay en la película aportaciones de los propios actores?
No soy de improvisar en rodaje, pues a veces no se sabe qué decir, así que llevo el guion totalmente escrito. Seguramente sí que hay en los personajes una proyección de los caracteres y formas de ser de sus intérpretes. Muchas veces escribo sin conocer qué actores van a interpretar el guion, pero no era éste el caso. Saber que Lucía canta y toca la guitarra, que puede resistir una actuación musical ante mucha gente, condicionaba el argumento y también la propia puesta en escena, y el cantar en vivo le fue dando intensidad. En el personaje de Fernando también hay aspectos suyos, con ese punto que tiene entre oscuro y amargo, que me gusta, con su idealización del pasado.

Ramallo sigue siendo un niño grande…
Sí, es alguien que se va haciendo mayor, pero el niño sigue en él. Le pasaba lo mismo al gran Manuel Alexandre, que parecía siempre un niño, pero viejo: nunca llegan a ser señores. Fernando ya tenía esa tristeza cuando era un crío, como la ausencia de algo…

El paso del tiempo queda patente comparando a los personajes de La buena vida y Casi 40…
El cine es eso: el tiempo sobre los rostros de los actores, pues lo vas viendo en todos ellos, porque el cine les detiene en una época concreta. Mi serie ¿Qué fue de Jorge Sanz? ya abordaba el tema del paso del tiempo. Lucía y Fernando me preguntaban “¿Cómo jugamos con La buena vida?” Y les dije: dejad ese espacio al público, no impongamos nada, pues habrá espectadores para quienes aquella película signifique algo y otros que no conozcan su existencia. Casi 40 tiene que ser autónoma para quien vaya hoy a verla.

En ella vuelves a meter a dos actores en lugares pequeños, como hiciste en Madrid, 1987 [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
. ¿Te atraen esas situaciones íntimas entre caracteres?
Ambas películas tienen mucho en común: mis amigos de la industria del cine las denominan “suicidio profesional”; son filmes muy desnudos, como tirarte al ruedo por la noche, con la plaza vacía y con un toro de 600 kilos. Pero lo disfruté entonces y lo he vuelto a hacer ahora: a los actores les di sensación de libertad, sin miedo a las expectativas de los inversores. Aquí no había nada de eso y volvía a ser una aventura muy personal. La primera misión consistía en disfrutar de lo que hacíamos: no importaba lo que hiciéramos después. Rodamos sólo semana y media, con cinco o seis personas de equipo y conviviendo en hoteles por distintas ciudades.

Parece que a los Trueba os fascinan las road-movies: basta recordar Los exiliados románticos [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Jonás Trueba
ficha de la película
]
, de tu sobrino Jonás…
Cuando Jonás estrenó aquella película, algunos me dijeron: “Tu sobrino ha adaptado al cine tu novela Cuatro amigos” y yo les respondía que no, que la road movie es un contexto estupendo que ha aparecido en millones de historias, algo normal, pues el viaje es muy interesante para cualquier narración, porque tiene la virtud de sacar a los personajes de sus vidas cotidianas y en el trayecto se tienen que reinventar: un viaje no sabes a dónde te va a llevar y, a la vez, no tienes que mostrar al espectador cómo es la casa, la familia o el entorno laboral del personaje, y tienes que adivinar todo eso a través de ellos y de sus conversaciones. Desde Cervantes hasta Alexander Payne, todos se han sentido fascinados por las road movies, y los Trueba también, claro.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.

Lee también

Privacy Policy