01/10/2018 - SAN SEBASTIÁN 2018: El español León Siminiani estrena su esperado segundo film, Apuntes para una película de atracos, donde mezcla de nuevo experimentación, realidad y ficción

(© Lorenzo Pascasio)

Con el apoyo de la productora y distribuidora Avalon, León Siminiani ha empleado casi un lustro en levantar su segunda película, Apuntes para una película de atracos [+lee también:
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ficha de la película], que se ha estrenado en la sección New Directors del 66° Festival de Cine de San Sebastián. Había lógica curiosidad por conocer este secretísimo proyecto tras los elogios y premios que recibió su anterior documental, Mapa [+lee también:
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ficha de la película], en varios certámenes cinematográficos tras su estreno en 2012.

Cineuropa: ¿Cómo ha reaccionado el público de las primeras proyecciones ante ese juego tan particular que planteas en tu nueva película?
León Siminiani: En el coloquio posterior a la primera proyección me preguntaron por el tono de la pelícla y la ironía con la que se tratan temas graves: yo explicaba que el tono se empapó de cómo fue mi relación con el protagonista, Flako, y cómo yo en la segunda parte y al final quería que fuera más grave y sobrio, porque, aparte del hecho de atracar y delinquir, aparecía todo el sustrato emocional y psicoanalítico de la herencia del padre que tiene el protagonista, que me parecía muy grave. Voluntariamente la película empieza más juguetona y experimental, para acabar convertida en un documental más canónico, sobrio y pausado. Eso es reflejo de nuestra relación, pues Flako es un tipo muy expansivo y chispeante pero, cuando profundizamos en la conversación, sale el fondo emocional que tiene.

¿Apuntes... empieza entonces donde acabó Mapa y termina en un lugar nuevo?
Sí. La idea era seguir con el estilo subjetivo, en primera persona, como de diario fílmico que había en Mapa, pero yo tenía voluntad de salir del mí: pasar del yo al tú, y en este caso el "tú" es Flako. Eso se potenció mucho por cómo es él, pues en el género documental hay que estar dispuesto a que la película encuentre su propia vida y que uno acepte nuevos caminos que vayan surgiendo, que a veces son mejores. Yo no había entendido eso, porque soy un control freak y me gusta llevar todo bien planificado, pero con Flako se evidenció: yo tenía mi plan de hacer una especie de ensayo sobre el cine de atracos, pero según lo conocí, él ocupó más espacio. En mitad de la pelìcula decidí entonces pasarle las riendas a Flako, dándole la voz en off, que hasta entonces era mi mayor poder en el cine que hago.

Saliendo así de tu zona de bienestar...
Esa es la idea: de hecho, ya lo experimenté con la teleserie El caso Asunta y con la serie documental que estoy haciendo para Netflix, sobre el crimen de Alcàsser, donde no hay voz en off ni nada parecido. Desde Mapa siento que estoy intentando salir al mundo, no sé si de la zona de confort, pero sí de esa dinámica habitual.

¿Cómo ha sido el planteamiento de estructura inicial, incluyendo la animación?
Al principio, como en Mapa, no había nada de eso. Yo tenía claro que tenía que documental a un personaje en ausencia y luego cómo le fui conociendo, yendo a prisión y pasando juntos ratos de sus permisos. A partir de ahí, el resto de elementos, como la animación y los grafismos, no sabía que los iba a utilizar, pero luego, en montanje, al levantar el relato, empezaron a surgir esas posibilidades: me di cuenta de que en mi mente el universo del cine negro tenía mucho peso, pero no en lo que había grabado. Entonces quise recuperar eso, pues era el impulso inicial: ahí entra la animación, como de novela negra, y fragmentos de cine negro español, para equipararlo con los golpes que realizó Flako en Madrid. Descubrí así una tradición de cine negro español de los cincuenta muy reivindicable.

¿Se ha fraguado entonces una gran amistad entre Flako y tú?
Sí, de hecho él está escribiendo su novela: Esa maldita pared, titulada como la canción de Bambino. Ahí va a profundizar en su biografía de una manera más profunda. Yo intento ser un poco guía suyo: le aconsejo que siga con el editor y  le animo a que lleve por ahí su vida. Al final, la pelicula es la crónica de una reinserción. Yo no quiero juzgarle, pues rodé su historia por su capacidad para salir de los atracos y reinventarse en otra cosa.