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BERLINALE 2019 Competición

Nadav Lapid • Director de Sinónimos

“Mi principal motivación es captar una verdad a través de momentos”

por 

- BERLÍN 2019: Hablamos con el director israelí Nadav Lapid sobre Sinónimos, que compite en la 69ª edición del Festival de Berlín

Nadav Lapid  • Director de Sinónimos
(© Guy Ferrandis / SBS Films)

El director israelí Nadav Lapid nos habla de su cuarto largometraje, candidato al Oso de la 69ª edición de la Berlinale: la extremadamente singular Sinónimos [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Nadav Lapid
ficha de la película
]
, una película expansiva, verbal y física, donde un personaje que no ha cambiado nada en 17 años desembarca en París cargado de historias para convertirse en francés y ser enterrado en Père Lachaise.

Cineuropa: Yoav parece ser más un concepto que un personaje, una figura arrojada a un universo beckettiano o del otro lado del espejo…
Nadav Lapid: Es cierto en el sentido de que adopta un programa existencial a partir de una idea que llevará al extremo. De hecho, experimenta una transformación en todos los aspectos, mental, físico e intelectual; y en su día a día, eso equivale a recorrer las calles de París murmurando sinónimos. Dicho esto, creo que como director, lo que me fascina es crear un cine que sea, al mismo tiempo, físico y crudo, concreto y brutal, que reactive las ideas, siembre el caos, y evite que un concepto se encuentre con otro concepto.

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En comparación con la joven pareja francesa intelectual que lo acoge, Yoav es muy físico. Su cuerpo expresa una rabia procedente casi del estrés postraumático.
Sin duda, sufre un poco de estrés postraumático, pero el trauma es su propia identidad, no un hecho concreto. Algunas cosas tienen que ver con el ejército, con el servicio militar; pero es la vida la que le ha causado este trauma, la vida como israelí, por lo que intenta deshacerse de su pasado, renuncia a las palabras en hebreo y encuentra palabras en francés… Al mismo tiempo, su identidad israelí está anclada a su cuerpo, que es muy israelí. Quizás por eso intenta destruirla desde el principio: primero la congela, que es una especie de muerte simbólica; después la hace pasar hambre y, finalmente, la prostituye. Pero el cuerpo se niega a desaparecer y cuando lo ha rebajado, las palabras en hebreo vuelven a salir de su boca. Por lo tanto, yo pienso que este personaje es una especie de desgarro ambulante porque se odia a sí mismo.

¿Tenías esta idea en mente desde el principio?  
Esta idea corresponde a mi experiencia personal de hace 17 años. En líneas generales, cada escena de la película ocurrió de verdad. No me gustan los directores que hacen cosas complejas y dicen: “De hecho, es muy simple”. En esta película, me he visto obligado a hacer lo mismo porque cuento lo que yo creo que pasó. Hay un elemento narrativo muy primitivo en esta película: no hay muchos giros; es la historia de un tipo que llega, vive su vida y se va. La complejidad de la película reside en que casi todos los momentos y acontecimientos son contradictorios.  

¿Todas las “historias” que cuenta Yoav son tuyas o de otras personas?
Mi principal motivación es captar una verdad a través de momentos, no hacer autoficción. Además, estoy convencido de que cada experiencia humana puede servir de ventana para observar la existencia, y mi experiencia personal no es tan específica, pero como yo conocía bien la mía, eso me permitía entrar en detalles. En este sentido, se podría decir que todo lo que pasa en la película me ha ocurrido, pero creo que todos nos hemos planteado esas preguntas sobre la identidad (¿En qué medida somos esclavos de nuestro pasado o de nuestro lugar de nacimiento? ¿O somos criaturas libres? ¿Deseamos esta libertad? ¿Una persona puede transformarse en otra?).

¿Qué te ha llevado a elegir este acercamiento visual tan diverso, colorido y móvil; blanco y arquitectónico, con variaciones de ángulos y de distancia?
La idea era intentar transmitir la verdad del momento. En este sentido, es una especie de formalismo crudo y desnudo que usa todos los medios disponibles: el sonido, los decorados, el vestuario, la cámara. Con respecto a esto último, creo que la cámara no debería permanecer emocionalmente objetiva. Por eso, también aparece en escena el cuerpo del director de fotografía, porque para mí, los sentimientos pasan por su cuerpo y por su mano, que sujeta la cámara, y se ven en la pantalla y también son importantes. En efecto, hay una diversidad visual que siempre intenta adherirse a lo que ocurre en las escenas, o de ofrecer el punto de vista opuesto a lo que ocurre.

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(Traducción del francés)

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