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KARLOVY VARY 2019 East of the West

Andrei Cohn • Director de Arrest

"Estaba más interesado en mostrar lo posible que era convivir, día tras día, con esta locura"

por 

- Hemos entrevistado al director rumano Andrei Cohn, cuyo segundo largometraje, Arrest, se proyectó en la competición East of the West de Karlovy Vary

Andrei Cohn  • Director de Arrest

Un mes después de su estreno mundial en la competición de la sección Romanian Days del Festival Internacional de Cine de Transilvania, donde obtuvo el premio principal, Andrei Cohn ha presentado su segundo trabajo como director, Arrest [+lee también:
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, ante un público internacional en la sección East of the West del Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary. Esto es lo que dijo sobre los retos que ha supuesto adentrarse en uno de los periodos más oscuros de la historia de Rumanía, los años 80 bajo el régimen comunista.

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Cineuropa: Al parecer, este tema te ha llamado la atención desde hace bastante tiempo. ¿Cómo despertó tu interés?
Andrei Cohn:
Este es mi segundo proyecto sobre este tema. Mi primer cortometraje se llamaba Before and After y también trataba sobre una detención. El periodo del régimen me ha interesado desde hace bastante tiempo, aunque he estado muchos años sin volver a explorarlo. He intentado entender por qué me ha marcado tanto y, últimamente, he empezado a verlo más claro. En 1989 era un adolescente rebelde y me pasaba el día escuchando música rock. Sin embargo, al mismo tiempo aceptaba todos los abusos [del régimen comunista] sin oponerme de ninguna forma. La mayoría de gente hacía lo mismo. Creo que esto es algo sobre lo que tenemos que reflexionar de una forma u otra. Mi idea principal a la hora de hacer la película no era por qué quería contar esta historia, sino más bien cómo quería contarla. Al final, en cierto modo lo conseguí al asumir mi propia responsabilidad y darme cuenta de que yo era tan responsable de la situación como esos cabrones. Creo que esos años se caracterizaban por ser una encrucijada en la que los temerosos se confundían con los villanos. Es muy importante que reconozcamos nuestro papel en la historia.

¿Crees que el cine rumano tiene ciertas reticencias a la hora de reconocer el pasado?
No soy quién para juzgar toda una industria o un arte en general, pero también creo que, cuando se trata de reconocer nuestro pasado, somos una nación que espera que otros lo hagan antes de dar nosotros el primer paso. Es como esas historias en las que el autor no se responsabiliza. El propósito de mis proyectos es reconocer mi propio pasado, pero si tuviera que opinar sobre el cine rumano en general, supongo que hay una postura un poco distante sobre este tema. No obstante, mi objetivo era exteriorizar esta historia para borrarla de mi mente.

¿Y lo conseguiste?
Hay indicios de que sí. Hubo veces en las que cualquier referencia al tema me despertaba y me ponía en alerta, como si hubieran pulsado un botón en mi mente. A día de hoy, estos estímulos no tienen el mismo efecto y, personalmente, creo que son señales de superación y de haber pasado página.

Volviendo a la historia de la película, ¿está basada en hechos reales? ¿Cómo escribiste el guion?
La historia es completamente ficticia. No me interesaba contar la historia de un héroe, sino la de un hombre normal y corriente, tan normal que no logra hacer frente y luchar contra el sistema. En cuanto a la documentación, la primera reacción es recurrir a los famosos casos de persecución política, pero poco a poco fui pasando a otros temas relacionados, por ejemplo, la vida cotidiana en las cárceles bajo el régimen comunista. En realidad, no hay suficiente información sobre esa época. Aunque sí que hay interés académico en estudiar los llamados años “demoníacos”, los 50, hay muy pocos estudios sobre los años 80. Más bien, la documentación era de carácter análogo, y no se refería directamente a un caso en concreto de la vida real. De todas formas, no hubiese sido útil para mi película igualmente, ya que estaba más interesado en mostrar cómo era posible convivir día tras día con esa locura.

Gracias a este papel, Iulian Postelnicu se ha convertido en el villano por excelencia del cine rumano…
Sí, después de las miradas amenazantes que mostró en la película de Radu [One Floor Below, [+lee también:
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de Radu Muntean], Iulian llega a este papel. Lo gracioso es que, al principio, tenía en mente a un actor con sobrepeso para este personaje. Me imaginaba a un tío de campo orgulloso de su exceso de peso. Durante mucho tiempo, me incliné hacia esa imagen del personaje, pero después me di cuenta de que lo importante era encontrar a alguien que fuera capaz de transmitir la psicología tan peculiar del mismo. Tuve tanto la buena como la mala suerte de que los dos [Alexandru Papadopol y Iulian Postelnicu] eran muy buenos amigos desde hace mucho tiempo. Esto tenía sus ventajas, pero también algunas limitaciones a la hora de grabar escenas violentas y de abusos.

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(Traducción del inglés por David Jiménez Santonja)

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