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BERLINALE 2020 Forum

Irene Gutiérrez • Directora de Entre perro y lobo

“Mis protagonistas representan una forma de estar en el mundo que se ha perdido”

por 

- BERLINALE 2020: La cineasta y docente española Irene Gutiérrez presenta en la sección Forum su segundo largometraje, Entre perro y lobo, protagonizada por tres auténticos veteranos de guerra

Irene Gutiérrez  • Directora de Entre perro y lobo

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, la cineasta y docente española Irene Gutiérrez pasó por el festival de Róterdam en 2014; ahora con su segundo largometraje, Entre perro y lobo [+lee también:
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, una docuficción producida entre España, Cuba y Colombia que transcurre en la jungla y está protagonizada por tres auténticos veteranos de guerra, lo hace en la sección Forum de Berlín 2020. Cineuropa ha charlado con ella.

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Cineuropa: ¿De dónde surgió la idea del film?
Irene Gutiérrez: La semilla de Entre perro y lobo se remonta a mi primera estancia como estudiante en la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños (Cuba), donde pude comprobar que muchos de sus trabajadores habían participado como combatientes internacionalistas en Angola, pero ninguno hablaba con facilidad del tema. Ese mismo año viajé para hacer uno de los ejercicios prácticos a San Pablo de Yao, localidad en el corazón de la Sierra Maestra donde se encuentra la Televisión Serrana. Una vez allí, supe que volvería para hacer una película. El tiempo me fue llevando a saber que las dos cosas finalmente se unirían, dado que los veteranos que entrevisté en la Sierra Maestra tienen cualidades que los diferenciaban de los de la Escuela de Cine: el paisaje que los rodea y la manera en que hablaban de sus años en el frente angolano. Sus discursos están llenos de épica, quizás porque en aquellas montañas ellos también despidieron a sus padres cuando se alzaron junto al Ché contra la dictadura de Batista. Me pareció que la cuestión del “deber generacional” estaba profundamente marcada en sus vidas, una generación que antepuso los mandatos de la Revolución Cubana a sus propios anhelos como individuos. Ellos representan una forma de estar en el mundo que hoy se ha perdido.

¿Qué vínculos pudiera tener esta película con tu anterior Hotel Nueva Isla?
Entre perro y lobo es una reacción natural después de aquel film de 2014. Tanto Jorge, el protagonista de Hotel Nueva Isla, como nuestros guerrilleros pudieran ser Quijotes contemporáneos, necesarios, obstinados e irrepetibles. Después del estreno de mi primer largo ya estaba pitcheando este proyecto en el Foro de coproducción Europa-América Latina del Festival de San Sebastián. Junto a Hotel…, esta película conforma un díptico sobre los héroes anónimos de la Revolución Cubana, pero esta vez quería grabar con método, forma y estilo distintos. Por ello me fui a la Sierra Maestra con la idea de hacer una jungle movie en exteriores, con varios protagonistas y con cámara en mano. Fue una evolución lógica, promovida por las ganas de probar retos bajo la misma premisa de mis trabajos: las tensiones entre individuo y nación desde la confrontación con el paisaje que los contiene.

¿En qué te basaste para elegir al trío protagonista?
El trabajo con Carlos Y. Rodríguez fue esencial: cineasta de la televisión serrana y amigo desde mis años de estudiante, hizo una selección amplia por el pueblo. Durante el proceso, los entrevistados nos llevaban a otros que no estaban en la lista inicial, volviendo a corroborar la dimensión histórica del tema que estaba investigando. Después de tres meses, decidí trabajar con cinco de ellos: los tres protagonistas, Pepé el guerrillero solitario y Lázaro el pastor. Durante la vida en el pueblo, estaba bastante cerca de Estebita, Miguel y Alberto, con lo que al final me pareció que ellos debían ser los principales también por su generosidad absoluta, la vieja amistad que había entre ellos, por sus historias personales, sus rostros excepcionales y por el equilibrio que ellos conforman entre mente, cuerpo y corazón.

Rodar en la selva no debe ser fácil. ¿Cómo fue la experiencia, cuánto duró la filmación, dónde se llevó a cabo y cuántas personas formaban el equipo?
El equipo técnico lo formábamos siete personas. La película se rodó en San Pablo de Yao, en las zonas selváticas de media y alta montaña y alrededores. Los retos fueron físicos y psíquicos. La película se empezó a grabar un mes después del fallecimiento de mi padre, que sirvió tres años como paracaidista en el Sáhara cuando era joven. Él tenía una forma de estar en el mundo, sin miedo, que me recordaba a la de estos hombres. Así que, durante el rodaje, ellos se convirtieron en mis padres y el resto del equipo en una familia. La película tampoco podría haberse realizado sin el apoyo logístico, humano y espiritual de la Televisión Serrana y sus trabajadores, que son parte del equipo creativo y técnico de la película. Como en las largas jornadas de cualquier rodaje, hubo cansancio físico, pero lejos de agotarnos, las montañas alimentaban nuestras ganas de rodar con las conversaciones y las ideas que surgían en las caminatas hasta llegar a la localización. Ya lo expresó José Martí en sus Diarios de Campaña: “Subir lomas hermana a los hombres”. Creo que esa frase sintetiza no solo el espíritu de lo que podemos ver en la pantalla, sino de lo que fue el proceso de rodar esta película.

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