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BERLINALE 2020 Forum

Lois Patiño • Director de Lúa vermella

"Mis largometrajes funcionan como un díptico sobre Galicia"

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- BERLINALE 2020: Lois Patiño nos comenta algunos aspectos de su segundo largometraje, Lúa vermella que se ha estrenado en la sección Forum del certamen alemán

Lois Patiño • Director de Lúa vermella
(© Julia Llerena)

El artista vigués Lois Patiño acaba de presentar en la sección Forum de la 70ª Berlinale, su segundo largometraje, Lúa vermella [+lee también:
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, filmado –como su ópera prima, Costa da Morte [+lee también:
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– en su Galicia natal. Conversamos con el cineasta sobre la cinta, que pronto participará en Zonazine, sección alternativa del Festival de Málaga.

Cineuropa: Aunque las etiquetas no nos entusiasmen... ¿estamos, con Lúa vermella, ante una docuficcion o, directamente, es ficción pura?
Lois Patiño: La película busca moverse por las fisuras entre espacios intermedios, partiendo de la realidad pero poniéndola en entredicho: lanzar una mirada de extrañamiento que nos haga dudar de ella. Plantea un retrato documental de las personas y espacios de una zona de Galicia: la gente que vemos paralizada en el film son las personas del lugar. Pero insertamos estos retratos dentro de un relato de ficción al superponerles una voz en off que habla sobre fantasmas y monstruos marinos. Lúa vermella recorre un limbo donde ni siquiera los propios personajes saben dónde están: ¿Están vivos o muertos? ¿Es real o un mito? ¿Están dentro de un sueño o en la realidad? Uno de ellos dice: “Somos o soño de alguén. O soño dun mar dormido”, que entronca con ideas próximas al inconsciente colectivo de Carl Jung, de donde emergen los mitos y los sueños. Y que conecta con la frase de Álvaro Cunqueiro que nos inspiró para rodar: “Ese gigantesco animal que llaman océano respira dos veces al día”.

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La película se filmó en dos etapas, hace casi tres años... ¿Ha sido complicada la postproducción y la financiación?
Un largometraje siempre conlleva un proceso largo, de al menos 1 ó 2 años. Al ser mi segundo film y utilizar un lenguaje diferente a Costa da Morte, el proceso se extendió más. Por un lado debido a la financiación, siempre difícil para el cine no convencional, y por otro, por esa búsqueda del lenguaje. Lúa vermella partía de dos premisas: explorar el imaginario fantástico gallego vinculado a la muerte y profundizar en la experiencia temporal de la imagen. Pero a nivel de relato siempre fue muy abierto, para permitir ir incorporando nuevas ideas durante el proceso.

Así, fui descubriendo la historia del Rubio de Camelle, o grabando las imágenes del agua saliendo de la presa o las submarinas, que fueron definiendo poco a poco el relato. Esta maleabilidad de la historia era posible también porque el planteamiento de las voces era que aparecieran en off, a modo de pensamientos, sobre los cuerpos ensimismados. Los diálogos han sido escritos durante la edición. Ahí es donde hemos ido construyendo, por medio de una voz colectiva, el relato legendario de la película. Las posibilidades de reinterpretación de las imágenes eran infinitas y esto también hizo el proceso de montaje más complejo y largo.

La costa y la muerte vuelven a estar presentes aquí, tras tu primer largometraje...
Al principio el proyecto no iba transcurrir en Costa da Morte: estuve buscando localizaciones por la costa norte de Galicia e hice pruebas cerca de Asturias. Además, la primera parte del rodaje la hicimos en el interior, en la zona de Lemos y Ribeira Sacra. La idea era construir un espacio de ficción no fijado a un territorio concreto. Pero al descubrir, poco antes del rodaje, la historia del Rubio, decidí que el relato giraría en torno a su realidad: un buzo que ha recuperado más de 30 cadáveres de náufragos perdidos en el mar; y la película tenía que transcurrir en su entorno. Su historia conectaba con muchas ideas que quería trabajar: el océano en su vinculación a la muerte, el proceso de duelo o la importancia de la despedida. Hay también un concepto clave, el de “alma en pena”: espíritus atrapados en el limbo sin poder ir al más allá. Según la creencia, eso es lo que les sucede a los espíritus de los náufragos que mueren en el mar y cuyo cadáver nunca aparece. Pero además, "alma en pena", en su definición de persona sumida en la tristeza, también era interesante, pues la película puede ser leída asimismo como el proceso de duelo de un pueblo por la desaparición de un vecino. El film inventa una leyenda, pero surge a partir de una historia real.

Lúa vermella trabaja en este espacio indefinido entre un retrato documental de la gente de la zona y un relato fantástico. Si en mi anterior película me aproximaba de un modo antropológico a la construcción de la identidad de un paisaje, por medio de la relación de los hombres y el entorno, y de la mezcla de historia y leyenda; esta película cruza del lado de la realidad al del mito, y observa este territorio desde el prisma legendario. En este sentido, ambas películas funcionan como díptico sobre la zona: una observando desde la realidad, la otra desde lo fantástico.

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