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NIFFF 2020

Márk Bodzsár • Director de Comrade Draculich

"El vampiro es el personaje más normal en nuestra película"

por 

- Hemos hablado con el director húngaro Márk Bodzsár sobre Comrade Draculich... y también sobre el Ford Mustang de Jimi Hendrix (de verdad)

Márk Bodzsár  • Director de Comrade Draculich

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, de Márk Bodzsár, cuando el camarada Fábián (Zsolt Nagy), héroe húngaro de la Revolución Cubana, regresa a casa en los años 70, hay algo que no cuadra: de entrada, ya no se comporta como alguien de su edad. Pronto, el Servicio Secreto húngaro recurre a Mária (Lili Walters) para que descubra su secreto. ¡Abrochaos los cinturones de ajos!

Cineuropa: Al principio de la película, se dice: “Los vampiros son inmortales y la ideología comunista, eterna”. ¿Qué te llevó a pensar que era posible combinar estos dos conceptos?
Márk Bodzsár: Es una larga historia, todo se remonta a mi infancia. Tenía unos cinco años cuando vi con mi abuela El baile de los vampiros, de Roman Polański. Me marcó mucho, recuerdo que quedé fascinado por su humor, aunque también me dio un poco de miedo. Más tarde, me di cuenta de que no sabía nada de nuestro pasado comunista. Para mí era un misterio porque no lo viví, era demasiado joven. Siempre quise hacer una película sobre el tema y no me quitaba de la cabeza esos primeros vampiros que vi. Combinar estos dos conceptos me dio la libertad de expresar mi opinión sincera sobre esta época y, al mismo tiempo, transmitir en forma de bromas mensajes que hicieran reflexionar al público. Se trata de una comedia negra satírica y una crítica a nuestro pasado y a nuestro presente.

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Algunas de las frases son desternillantes, como la de: “En nombre de todos los trabajadores húngaros, ¡no dejéis el hotel hecho unos zorros, por favor!” Sin embargo, al mismo tiempo, habéis recreado el periodo con gran precisión.
No queríamos que fuera como una película de dibujos animados; ¡ya teníamos al vampiro! No podíamos abordar el pasado de manera seria en el mundo exagerado de la película, así que decidimos recrear este pasado cuidadosamente. El mérito se tiene que atribuir en gran parte a nuestro diseñador de producción [Márton Ágh]. Animé a los actores a que hicieran uso de sus propias experiencias, así que hubo algunos diálogos improvisados y pronunciados en la jerga de la época. Algunos también hicieron sugerencias sobre su aspecto. “Quiero llevar este traje porque era el favorito de mi padre; quiero llevar el pelo como lo llevaba mi madre…”, etc.

En realidad, esta frase que has mencionado no fue escrita por mí. Hay un archivo de vídeo en Budapest que contiene películas hechas por el Servicio Secreto húngaro. En un vídeo de instrucción, ahora desclasificado, aparecen pinchando los teléfonos de un hotel muy prestigioso. Toda la escena constituye una recreación de eso. El vampiro es el personaje más normal en nuestra película. Sabemos que pueden volar y todo eso, pero queríamos hacer al nuestro lo más humano posible y dotar, en su lugar, al Servicio Secreto de todos esos gestos exagerados.

¿Por qué decidiste que el protagonista fuera una mujer? La película no muestra la época más favorable para las mujeres: las llaman “putas” y las obligan a hacer castings para sus superiores, como las presentadoras de la Fox para Roger Ailes. En cierto modo, ¿conocer a este vampiro es la única vía de escape para ella?
Leí un libro sobre el Servicio Secreto húngaro y descubrí que trabajaban con muchas prostitutas. A veces, a mujeres que empezaban trabajando como secretarias, se les asignaba la misión de seducir a hombres. Vi un vídeo en el que se enseñaba cómo seducir a un alemán que llegaba a Hungría, era horrible. Estos tipos realmente trataban a las mujeres como objetos. Y es que, desafortunadamente, este tipo de cosas se siguen produciendo, no hay más que ver los casos mundialmente conocidos de Jeffrey Epstein o Harvey Weinstein. Aquí, en Hungría, está profundamente arraigado a nuestro pasado. En el Servicio Secreto, una mujer nunca podía conseguir un cargo importante, así que me vi en la obligación de mostrar este deseo de libertad por parte de la mujer.

Hay algo en los vampiros que se traduce en libertad, tal vez. Ya habían regresado a la gran pantalla en alguna ocasión, pero el tuyo parece una estrella de rock. Desde luego, no como en Drácula negro, que los personajes están viendo.
Teníamos un modelo a seguir, y era Steve McQueen. Zsolt viste un jersey blanco y vaqueros azules, como él. El otro era Jimi Hendrix. El Ford Mustang de color rojo fuego era el coche favorito de Hendrix, y solo encontramos uno verde, así que lo repintamos [risas]. Queríamos que quedara expuesta la enorme diferencia que hay entre una figura parecida a la de Steve McQueen y nuestros “héroes” comunistas con sus trajes baratos y zapatos de cuero falso, que ni siquiera son guapos con esos mostachos tan ridículos.

¿Te ha resultado fácil hacer una película de género como esta en Hungría? Parece que, hoy en día, son los dramas y las pelis de la época de prestigio las que dominan los festivales.
No ha sido difícil, porque se está produciendo una transición. Todavía se siguen haciendo los dramas de época y películas de arte y ensayo que siempre han gustado a los espectadores internacionales, o las comedias románticas locales. Pero entre todos estos caminos, se ha abierto uno nuevo en el medio que me gustaría tomar, y ha aparecido un nuevo tipo de público, abierto a las películas “crossover”.

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(Traducción del inglés por Jaume Joan Buforn Baldó)

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