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SAN SEBASTIÁN 2020 Fuera de competición

Rodrigo Sorogoyen • Director de Antidisturbios

"Esta serie es lo más grande que hemos hecho"

por 

- Rodrigo Sorogoyen aúna las virtudes de sus previos films en la vibrante y brutal serie de seis capítulos Antidisturbios, presentada fuera de competición en San Sebastián

Rodrigo Sorogoyen  • Director de Antidisturbios
(© Jorge Fuembuena/Festival de San Sebastián)

Tras competir en la sección oficial del Festival de San Sebastián hace cuatro años con Que Dios nos perdone [+lee también:
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, Rodrigo Sorogoyen (Madrid, 1981) regresa al certamen –en esta ocasión, fuera de concurso- con una serie de seis entregas que ha rodado y producido para Movistar Plus+: Antidisturbios [+lee también:
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, con Vicky Luengo, Raúl Arévalo y Roberto Álamo entre sus principales intérpretes.

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Cineuropa: La serie sobrecoge.
Rodrigo Sorogoyen: No soy fan de las series: no suelo verlas, me parecen aburridas, pero me alegra oírte decir esto de la mía. Yo estoy muy contento con ella, aunque debéis juzgarla los periodistas y el público, pero me flipa lo que hemos hecho y creo que tiene un nivel potente de guion, interpretación, música… Es lo más grande que hemos hecho hasta ahora, tanto en duración como con el número extras en movimiento. Ha sido un trabajo descomunal, hemos acabado reventados y por eso el nivel de satisfacción es mayor, porque ha sido muy duro. Estamos trabajando en una segunda serie, porque me ha gustado el formato de ésta: una historia que dura 300 minutos.

Es una ficción con bastante tensión…
Sí, en el último capítulo hay una escena muy bestia que filmamos hacia el final, después de cuatro meses de estar rodando, y era tan tensa que dos actores se pusieron a llorar por toda esa presión que hemos tenido, tanto los intérpretes como los técnicos.

Antidisturbios es un regreso a ese Madrid tan poco fotogénico que ya mostraste en Que Dios nos perdone
La historia pedía esos lugares: me intento adecuar al proyecto, y a esta serie le venían bien esos ambientes. Teníamos la idea de esta serie desde que rodamos aquella película que mencionas: empieza con unos tipos a pie de calle, que son –en el fondo– los últimos monos y que tienen que hacer un trabajo muy violento, y luego terminas hablando de la corrupción del sistema. La coguionista Isabel Peña y yo llevábamos tiempo pensando en ella y a la hora de escribirla no nos hemos basado en casos concretos, sino en ideas que ya teníamos guardadas.

¿Y os habéis metido en esos ambientes policiales que se retratan en sus episodios?
Sí, eso es fundamental para nosotros: primero desde el guion y luego ya desde la dirección. Hemos querido saber lo que ocurre ahí o cómo es esa gente; luego, a la hora de retratar con la cámara tenemos que ir allí con los actores, con los técnicos de decorados y vestuario, y de paso ves cómo miran, cómo están y cómo son. Es un trabajo muy bonito.

Eduardo Villanueva se ha unido al dúo que formáis Peña y tú como guionistas desde hace años. ¿Lo exigía la larga duración de Antidisturbios?
Sí, además, él es socio de mi productora (Caballo Films) y somos amigos desde hace mucho tiempo; es decir, sabíamos cómo trabaja pues en el pasado habíamos escrito con él en televisión y teníamos ganas de hacerlo de nuevo, porque encima una serie de seis capítulos es como tres películas juntas. También temíamos que yo debiera desaparecer pronto por las exigencias de la dirección y no quería dejar a Isabel sola: fue un equipo que funcionó fenomenal.

¿Por qué cada capítulo lleva como título el nombre de alguno de los personajes?
Antes llevaba cada episodio el nombre de la operación: el primero se llamaba Calle del Olivo, por ejemplo, y el segundo, Lavapiés. Pero uno de ellos sonaba mal, porque el nombre de la calle era feo, y yo no estaba cómodo con eso, así que propuse usar los nombres propios de los protagonistas, que aunque no es algo original, sí enfatiza en la idea de que es una serie de personajes: nos metemos en casa de esta gente para ver cómo duermen, planchan y comen. Lo interesante de la serie es el arco de los personajes, más que la trama, que por supuesto te mantiene entretenido, pero va a perdurar en la memoria del espectador más lo primero.

Esa humanización de los policías resulta pertinente porque no solemos pensar que debajo de un uniforme hay una persona que a veces se puede cuestionar el cumplir ciertas órdenes (violentas)…
Totalmente, y seguramente ellos deben intentar no reflexionar mucho, algo que también nos puede pasar a todos, porque si lo hacemos entramos en una depresión, pero aún así hay algo dentro de uno que se pregunta si esto o aquello estará bien o mal: pensar eso debe ser bastante duro.

Todo el reparto está soberbio, pero el trabajo de Raúl Arévalo sobresale…
Yo tenía muchas ganas de volver a trabajar con él, porque me parece que es el mejor actor de su generación. Sentimos mutua admiración el uno por el otro.

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