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España

Igor Legarreta • Director de Todas las lunas

“Me gusta cambiar de género cinematográfico”

por 

- El cineasta vasco estrena por fin su segunda película, tras el parón de su rodaje por la invasión del Covid y el retraso de su exhibición por la enésima ola pandémica

Igor Legarreta • Director de Todas las lunas
(© Matteo Rovella)

El festival FANT 2021 de Bilbao se inauguró hace una semana con la presentación mundial (leer más) de Todas las lunas [+lee también:
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, último trabajo de Igor Legarreta (Bilbao, 1973) tras su debut en la dirección de largometrajes, hace cuatro años, con Cuando dejes de quererme [+lee también:
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. Si en aquella ocasión la coproducción se levantó con Argentina, ahora ha sido Francia el país asociado para financiar un cuento fantástico sobre posesión, vampirismo y eterna infancia.

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Cineuropa: ¿De qué manera han afectado a tu película las circunstancias adversas que vivimos?
Igor Legarreta:
Los primeros días, cuando paramos el rodaje, fueron los más duros. Habíamos completado cuatro semanas, nos quedaban pendientes tres y llegó el confinamiento: fue una situación extraña para todos, al no conocer qué iba a pasar con nuestras vidas, más esa angustia de no saber si podríamos acabar el rodaje… porque ahora se ve luz al final del túnel de la pandemia, pero en aquellos días no sabíamos nada. Fue duro, pero también pudimos darle la vuelta a la situación y empezamos a pre-montar lo rodado hasta entonces; ese trabajo mantuvo nuestra cabeza ocupada y también nos permitió medir lo que habíamos hecho, corregir y mejorar de cara al regreso al set.

¿Influyó aquel estado anímico en Todas las lunas?
Creo que no, porque teníamos claro cuál sería su estética: buscaba naturalismo en el tratamiento, dándole un toque mágico y de cuento. Recuerdo, del regreso al rodaje, que había incertidumbre también, porque fuimos de los primeros en reanudarse, con las medidas sanitarias:  no sabíamos qué podía pasar, si habría contagios tendríamos que volver a parar… Pero el equipo tenía unas ganas locas de acabar la película.

Precisamente ha sido un rodaje con mucho contacto con la naturaleza: exteriores en bosques, lagos y cuevas… Supongo que todo ello dificultaba a nivel logístico.
Sí, mucho, es un film de los 4x4, con filmación en Euskadi y Navarra en invierno. Hubo localizaciones donde llovía tanto que hasta tuvimos que parar a veces. El equipo sufrió, pero tenía mucho talento y fuerza, creía en el proyecto, remaba en la misma dirección y al final salió la película adelante.

Pero ¿eres fan del género de terror y fantasía?
Soy fan del cine en general. Me encantan los musicales, por ejemplo, y el cine comercial (siempre que sus historias me atrapen), y también me gusta cambiar de género: ahora tengo un proyecto de comedia, que no tiene nada que ver con Todas las lunas. Pero sí soy fan del fantástico y el terror: el germen de esta historia surgió al juntarme con Jon Sagalá; somos amigos y compañeros de facultad, y coincidimos en la idea de escribir una historia de vampiros.

Siendo coproducción con Francia, Todas las lunas está hablada en euskera… ¿Por qué esta decisión? ¿Para ser fieles al tiempo y al escenario en que transcurre?
Sí, por darle verismo: buscamos rodar una película fantástica con tratamiento naturalista, que rezume verdad aunque estemos en un código de cuento; en ese ambiente rural del norte de Navarra, en el siglo XIX, ese idioma da más verdad y credibilidad que el castellano. Por otro lado, el euskera es un lenguaje viejo, muy antiguo e incluso misterioso, del que se desconoce su origen, y a la vez es poético y primitivo. Además, Luna en euskera quiere decir “luz muerta”, que es una descripción real de ese astro que refleja una luz que no es suya, sino del sol. Mi largometraje es una historia donde la inmortalidad está asociada a la luna, que se vende como una luz maravillosa, pero en el fondo no lo es: eso le da una poética atractiva al relato.

¿Fue laborioso el casting de niñas para encontrar a la protagonista y cómo afectó el parón del rodaje a su debut como actriz?
Era el reto de la película: encontrar a la cría protagonista, porque hacemos el viaje con ella y emocionalmente es un carrusel. Hicimos un casting de chicas que hablasen euskera, y no tardamos en encontrar a Haizea Carneros, de 13 años: en cuanto la elegimos, se montó un grupo de coach para trabajar con ella, para que entendiera la técnica del rodaje. Ella llevó bien el parón y me escribía mensajes donde me mostraba las ganas que tenía de volver a rodar. Estaba en una edad de transformación, y yo no sabía si habría cambiado físicamente tras el parón, desde marzo hasta julio de 2020; estando en la pubertad no vivió muchos cambios, afortunadamente. Pudo ser una dificultad más, pero no, menos mal, porque ya tuvimos bastantes…

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