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DOCAVIV 2021

Christian Krönes y Florian Weigensamer • Directores de A Jewish Life

"Hemos hecho esta película porque está prevaleciendo un nuevo tipo de liderazgo político"

por 

- Los directores austriacos detallan su último documental, proyectado en Docaviv, y su proceso de creación junto a otros dos cineastas

Christian Krönes y Florian Weigensamer  • Directores de A Jewish Life
Christian Krönes (izquierda) y Florian Weigensamer

Hablamos con los directores austriacos Christian Krönes y Florian Weigensamer, cuyo nuevo documental A Jewish Life [+lee también:
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ficha de la película
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, codirigido con Roland Schrotthofer y Christian Kermer, acaba de estrenarse en Docaviv.

Cineuropa: ¿Cuál es vuestro objetivo con películas como A German Life y A Jewish Life, y de dónde surge el impulso de hacerlas?
Florian Weigensamer: No sé si teníamos un objetivo al hacer esta película, o si dirigir, en general, debería ser un objetivo. Hicimos A German Life porque surgió de repente. Cuando conocimos a Brunhilde Pomsel, quedó claro que teníamos que hacer una película con ella. No sólo porque trabajó en el corazón del régimen nazi y estuvo más cerca que cualquier otro ser vivo de la encarnación del mal, sino también porque esta mujer era inteligente e introspectiva, y tenía un gran sentido del humor. ¡Y era honesta! No tenía falsos remordimientos tardíos. Eso hacía su historia muy interesante.

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Después de A German Life y de haber trabajado con 800 horas de material de archivo, un proceso deprimente, decidimos no volver a hacer otra película sobre la época nazi. Y luego llegó Marko Feingold (uno de los últimos supervivientes, de los últimos testigos). Sólo tuvimos que aprovechar la oportunidad de preservar su historia para futuras generaciones, para siempre.

Christian Krönes: De alguna manera, hicimos estas películas porque teníamos la sensación de que había cierta opinión extendida: hemos oído la misma historia varias veces, y ahora las personas ya han oído suficiente sobre el Holocausto. Tuvimos que hacerla porque el 40 % de los adolescentes austriacos —y, probablemente, también de otros países— no saben que más de seis millones de judíos fueron asesinados en el Holocausto. La mayoría no saben quiénes fueron Eichmann o Goebbels. Tuvimos que hacerlo porque el número de actos violentos por racismo o antisemitismo aumentan cada año a nivel mundial.

Hicimos esta película porque hay un nuevo tipo de líder político en auge. Y, poco a poco, estos nuevos líderes están minando nuestra democracia. Las democracias sólidas están tomando un rumbo peligroso. Una vez, la ex secretaria del Departamento de Estado de los Estados Unidos, definió el fascismo como “una aspiración al poder sin importancia”, que en su primera etapa carece de ideología, y ahí es estamos ahora.  

¿Para vosotros, cuáles son las principales moralejas de la historia de Marko Feingold?
F. W.: Personalmente, su carácter sorprendentemente positivo, su humor y su energía. Creo que lo que lo hace extraordinario es haber sido siempre un luchador. Nunca quiso desempeñar el papel de víctima. Nunca recibió nada de nadie, sobre todo después de 1945 en Austria.

C. K.: Definitivamente, su excepcional carácter. Por otra parte, el hecho de que recibió cartas difamatorias y amenazas durante años. Eso muestra el lado malo de nuestra sociedad, algo alarmante. También asusta lo oportuna que es esta historia. En un acto heroico de humanidad, ayudó a decenas de miles de refugiados después de la guerra. Hoy, probablemente iría a la cárcel por ello, arrestado por Frontex. ¡Así están nuestras democracias europeas en la actualidad!

¿Cómo seleccionaste y decidiste dónde situar el material de archivo?
F. W.: Trabajar con material de archivo de esa época es algo muy delicado, y muy peligroso porque todo ese material es propaganda. Está bien orquestado y lleva un mensaje sofisticado e implementado de forma inteligente. Y todavía funciona. Para la televisión, suele ser recoloreado, revisado y editado: usado como información neutral, como noticias. Y no lo es.

C. K.: Por eso no editamos ni revisamos los archivos. Sólo etiquetamos lo que eran —quién los hizo, cuándo y con qué propósito— para que los espectadores puedan sacar sus propias conclusiones. Si tienes la información sobre el contexto de estas películas, adquieren un significado completamente distinto y un efecto diferente. Tampoco queríamos usar los archivos conocidos. Nos llevó mucho tiempo y esfuerzo buscar material desconocido y unirlo de forma asociativa.

¿Cómo trabajasteis juntos los cuatro codirectores?
F. W.: Fue un experimento interesante, también para nosotros. Pero, al contrario de lo que dice el refrán “Muchas manos en un plato hacen mucho garabato”, trabajamos muy bien. Todos encontramos nuestro lugar en el proceso. Creemos en la dirección democrática.

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(Traducción del inglés)

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