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Francia

Julien Faraut • Director de Les Sorcières de l'Orient

"Mujeres capaces de hacer muchos sacrificios, de trabajar muy duro para ser las mejores"

por 

- El documentalista francés habla de su nuevo trabajo, donde sigue a un invencible equipo de voleibol femenino japonés

Julien Faraut  • Director de Les Sorcières de l'Orient

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, sobre John McEnroe en Roland Garros, el documentalista francés Julien Faraut sigue el ascenso de un excepcional equipo de vóley femenino japonés en Les Sorcières de l’Orient [+lee también:
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, estrenado en Róterdam, y que llegó a los cines franceses el 28 de julio, cortesía de UFO.

Cineuropa: Trabajas en el departamento de archivos del INSEP (Instituto Nacional de Deporte, Experiencia y Rendimiento) y ahí fue donde descubriste imágenes de este equipo de vóley femenino japonés. ¿Por qué decidiste hacer una película sobre ello?
Julien Faraut: Los Juegos Olímpicos de Tokio fueron una de las razones por las que pensé que este proyecto podría funcionar bien. Pero lo tuve en mente durante unos diez años; experimenté un poco, combinando imágenes de archivo de sesiones de entrenamiento con dibujos, y me pareció que eran visualmente parecidos. Muchas personas de mi edad conocían los dibujos japoneses Attacker You!, que fueron un gran éxito de audiencia a finales de los años 80, pero nadie conocía la historia que inspiró esta serie de mangas. Pero me sorprendieron mucho las imágenes de archivo, y las que mostraban a estas jugadoras de vóley entrenando me hicieron querer saber más de ellas. Cuando me enteré de que este equipo nacional estaba compuesto por jugadoras que vivían y trabajaban juntas en una fábrica textil, parecía que empezaban a surgir los elementos para una buena película. Poco después, me topé con The Price of Victory, un extraordinario documental japonés en color. Eso significaba que tenía todo el material que necesitaba, y que el proyecto podía presumir de una dosis suficiente de originalidad y elementos interesantes.

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La intensidad del entrenamiento de este equipo invencible entre 1960 y 1966 (presumió de 258 victorias consecutivas) es increíble.
Durante años, algunas personas han dicho que había que hacer películas sobre deportes femeninos, y con el contexto del movimiento #MeToo, pensé que sería interesante abordar este tema complejo, porque cuando miraba periódicos de los años 60, me sorprendió ver que los occidentales veían al entrenador del equipo, Daimatsu, como un torturador, un “demonio” que supuestamente controlaba a estas jugadoras que se dijo que eran víctimas del sistema. Algo no me cuadraba, y como trabajaba en el INSEP y estaba en contacto con mujeres atletas de alto rendimiento, decidí que debía preguntarles directamente a las jugadoras; en otras palabras, rastrearlas y ver lo que estaban haciendo. Pude ver que no fueron destrozadas ni física ni psicológicamente, que lo estaban haciendo muy bien y que varias seguían jugando al vóley, algo poco común en el deporte de alto rendimiento porque muchas personas dejan de practicar su deporte cuando dejan de competir. Pronto me di cuenta de que estaba tratando con verdaderas campeonas, mujeres capaces de hacer muchos sacrificios, de trabajar muy duro para ser las mejores. Es sorprendente verlas al borde del agotamiento, pero fueron pioneras en la cultura de los deportes de alto rendimiento. Y eso sin tener en cuenta la complejidad, o incluso la ambigüedad del contexto, porque muchas jugadoras no tenían padre en el Japón posterior a la Segunda Guerra Mundial. Esa es otra de las razones por las que di a las jugadoras la oportunidad de contar sus propias historias: no quería añadir mis comentarios a otros comentarios. Estas jugadoras eran muy japonesas: aceptaron seguir a su entrenador, pero sabían lo que hacían… Eran campeonas.

Así que tenías el tema, el viaje deportivo, la forma de dibujos animados y los testimonios de las jugadoras. ¿Y la idea adicional e histórica de la reconstrucción japonesa?
Todo está interconectado porque antes de convertirse en un equipo nacional, eran el equipo de una fábrica textil. En Japón, el deporte de alto rendimiento suele ser patrocinado y organizado por empresas, y la industria textil era una de las joyas de la corona de la economía japonesa antes de que aparecieran las fibras sintéticas. El sector textil empezó a desarrollar una industria del deporte de alto rendimiento en una época en que sólo había un puñado de universidades con quienes competir en vóley femenino. Los Juegos Olímpicos de Tokio de 1964 se veían como oportunidad para que Japón pudiera volver a la comunidad de naciones, para mostrar que el país había cambiado, que se había construido a si mismo. Y este equipo de vóley femenino fue una maravillosa sorpresa, la guinda del pastel. En cuanto a Daruma —el arma secreta del equipo que ayudó a las jugadoras a crecer más rápido— era un símbolo perfecto de este nuevo Japón, que volvió a ponerse de pie muy rápido.

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(Traducción del francés)

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