30/08/2021 - El director habla con Cineuropa sobre su película, que se centra en un test para establecer si una persona es sentimentalmente compatible con su compañero o compañera

(© Film Servis Festival Karlovy Vary)

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entrevista: Šimon Holý
ficha de la película] se está proyectando en la competición East of the West del Festival de Cine de Karlovy Vary. El largometraje retrata a una pareja que hace un “test de amor” en un intento desesperado por salvar su relación. Durante la producción, el director Šimon Holý se inspiró en las películas de la Nueva Ola Checoslovaca.

Cineuropa: ¿Podrías contarnos un poco sobre el test desarrollado por el psicólogo Arthur Aron y por qué la gente toma algo diseñado para desconocidos que se conocen por primera vez con el fin de salvar su relación? ¿No estarían ya destinadas al fracaso si necesitan hacer el test?
Šimon Holý: He ahí mi pregunta: si estamos predestinados a fracasar o no. Hubo gente del equipo que hizo el test con sus parejas. Algunos de ellos, se enamoraron más, incluso. De hecho, Alena Doláková, la actriz que interpreta a Marie, la protagonista, la bailarina, se prometió poco después de hacer el test. Su pareja dijo que este conjunto de preguntas hizo que se enamorasen muchísimo más. E incluso aunque el uno no se enamore del otro, creo que el repertorio de preguntas es muy bueno para simplemente conocer a alguien, porque son preguntas muy directas sobre tu vida y tu forma de pensar, y estas son las preguntas que la gente no suele hacer a los demás.

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Te centras casi exclusivamente en Marie y ni siquiera muestras el rostro de su amante: ¿por qué?
Yo la veía como la heroína principal y que solo debía verla a ella, así que también quise jugar a este juego con el público. Quería que escuchasen su voz y que pensasen en cómo sería físicamente, así como en el problema que hay entre ellos porque la pareja no es feliz.

¿Cómo querías conectar la obra que ella interpreta con las preguntas de la relación?
Empezamos la función con las frases finales de las obras teatrales Hedda Gabler, Nora: A Doll’s House y Maryša, y después, volvemos al principio. Eso es lo que hacemos en la película: empezamos por el final y después, volvemos al inicio. El tiempo no es lineal, no está marcado: es atemporal.

La has rodado en blanco y negro, y la película es muy formal. ¿Qué te llevo a tomar estas decisiones?
Desde el principio, supe que la película era sobre el miedo a la mediocridad y sobre personas frustradas. A menudo, cuando me siento mediocre, me siento estancado, siento que no voy a ninguna parte, y lo digo desde mi vida personal. No hay grandes contrastes, no hay puntos altos, no hay puntos bajos; ni el más mínimo movimiento, y también es por eso por lo que escogimos esta atemporalidad para mostrar el estado de la relación. El blanco y negro fue la primera opción porque sabía que cualquier color sugeriría algo y daría la idea de cosas aleatorias. Pensé que el blanco y negro sería el medio principal para comunicar el público con los protagonistas, y a los propios protagonistas entre sí, para que puedas ver algo y crear tu propia opinión. Los colores siempre evocan ideas.

La película va sobre millenials, y sin embargo has ido contracorriente con el ritmo esperado.
Es curioso, ¿no? Mucha gente nos está diciendo que pensaban que todos los millenials llevan un ritmo acelerado y que se cansan pronto de todo, pero sentía que, cuando tratamos un tema serio, como humanos, nos tomamos nuestro tiempo, y es un ritmo distinto.

(Traducción del inglés por Nuria Olivas Valera)