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Francia

Mathieu Gérault • Director de Sentinelle Sud

"El arte belicoso de la guerra se ha filtrado en la historia y los personajes"

por 

- El primer largometraje del prometedor cineasta francés mezcla el cine negro y el estrés postraumático provocado por la guerra en un contexto de tráfico ilegal y búsqueda de hermandad

Mathieu Gérault • Director de Sentinelle Sud
Mathieu Gerault durante el rodaje en Emergence (© Marie Augustin/Emergence)

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, el primer largometraje del francés Mathieu Gérault, que acaba de ganar el Premio del Público en el Festival de Bérgamo, será distribuida en los cines franceses por UFO Distribution el 27 de abril. Escrita por el director con la colaboración del Noé Debré y Nicolas Silhol, e interpretada por Niels Schneider, Sofian Khammes, India Hair, Denis Lavant y Thomas Daloz, ha sido producida por Agat Films & Cie.

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Cineuropa: ¿Cómo surgió la idea de hacer una película sobre militares que vuelven a la vida civil y que se enfrentan al estrés postraumático?
Mathieu Gérault: Surgió de la guerra como un acontecimiento, pero también como un sentimiento que yo quería tratar: sentirse en guerra, asediado. Me acerqué a los personajes de los soldados y de la vuelta de la guerra, un momento muy interesante porque permite el regreso a sí mismo. Yo también quería describir a los personajes a través de su infancia, un periodo que pudo dictar sus decisiones posteriores de ir a la guerra, de encontrarse con un comandante, de elegir una moral, una grandeza, una superación de sí mismo, de buscar un ritual de valentía en el paso a la vida adulta. Eso también me permitía hablar de la fraternidad, de la desilusión, del sufrimiento del regreso cuando se ha perdido a compañeros de armas.   

¿Cómo conseguiste impregnar la película de una gran credibilidad en cuanto a los códigos del universo militar?
Evidentemente está el talento de los actores, que llegó en una segunda fase. En la escritura, necesitaba autenticidad, acceder a una veracidad. Y eso pasaba por la documentación. No quería encontrarme directamente con los soldados porque tenía ganas de ficción, de una distancia y de un espacio sobre los cuales proyectarme para desarrollar el personaje principal de Christian Lafayette. Así que me acerqué a personas que pudieran verbalizar la experiencia del regreso del soldado, me reuní con muchos sanitarios, ergoterapeutas, en hospitales militares.  También vi muchos documentales y leí muchos libros sobre varias guerras, como Indochina, Argelia, Líbano, Vietnam, Iraq, las operaciones de las Fuerzas de Defensa de Israel (Tsahal), etc. El arte belicoso de la guerra se filtró a la historia y a los personajes.  

La película se inscribe en el entorno social de los suburbios y de la ruralidad de la que proceden estos soldados.
Yo vengo de un entorno muy rural, del bosquecillo del norte de la Mayenne, una tierra de caza, de motocross y de catolicismo. Yo quería hacer de Christian un personaje un poco taciturno, muy rural, y asociarlo a un acólito nervioso, astuto, un poco más político, que trata de entender. Es algo que experimenté cuando mis padres se separaron y nosotros nos fuimos a vivir con mi madre a un barrio de viviendas sociales de Laval. Para nosotros, era Brooklyn, y conocí a un Mounir que me inició en los códigos urbanos. También me apasiona el cine del Nuevo Hollywood, de películas como Espantapájaros o Cowboy de medianoche, películas de amistad, de dúos con personajes muy arquetípicos, muy diferentes, y eso alimentó la construcción de esta fraternidad.  

La historia también trata el tema de la integración.
Me interesaba hablar del tema y Sofian Khammes se puso manos a la obra con las preguntas que se plantea el personaje de Mounir: ¿Qué es Francia? ¿De dónde venimos? ¿Es la “integración por el fuego”, como dicen los militares, una buena opción para los jóvenes de barrios desfavorecidos de origen magrebí con todo lo que ello implica en cuanto a desilusión, experiencias de racismo en el seno de la institución militar o la mirada de la comunidad musulmana cuando vuelves de combatir en Afganistán, por ejemplo?

Con todos estos elementos has creado una película de cine negro sobre tráfico de opio, robo de joyería, delincuentes gitanos de suburbios parisinos, etc.
Descubrí que durante la guerra de Indochina se encontraron toneladas de opio en un camión del ejército francés. Yo nunca escuché nada de eso en el contexto de la guerra de Afganistán, pero como este país representa el 80 % de la cultura mundial de la amapola con un circuito que llega hasta la farmacopea occidental, era interesante apropiarse de ello, descubrir que patrullamos los campos de opio y que es un asunto geopolítico y económico. En cuanto al cine negro, si los personajes nacen más bien de mis experiencias personales, el tipo de cine obedece más a motivos relacionados con una pasión por el cine que desarrollé en solitario durante algunos años. Vivía la ciudad como un extranjero, un poco al margen, como la vive Christian. Y en este amor por el cine había personajes que tenía ganas de tratar en mi primera película: las películas de atracos, de aventura, de “brothers”.

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(Traducción del francés)

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