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España / Argentina

Juan Miguel del Castillo • Director de La maniobra de la tortuga

“La violencia te marca para siempre, es una cicatriz que nunca se cierra”

por 

- El cineasta gaditano estrena su segundo largometraje después de Techo y comida, de nuevo con Natalia de Molina al frente del reparto y adaptando a la pantalla la novela del mismo título de Benito Olmo

Juan Miguel del Castillo • Director de La maniobra de la tortuga

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. La misma protagonista de aquel drama, Natalia de Molina, repite trabajo con el director, en esta ocasión junto al francés Fred Tatien en un tenso thriller psicológico, adaptación cinematográfica de la novela homónima de Benito Olmo, que compitió en la sección oficial del 25º Festival de Málaga. Nos encontramos con el cineasta en la librería 8 y medio de Madrid.

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Cineuropa: ¡Qué distintas son tus dos películas! ¿Ha sido fácil el cambio de registro?
Juan Miguel del Castillo:
No, ha sido complejo. Todo un reto. Cuando la productora Marta Velasco me llamó para decirme que quería hacerla conmigo, yo me asusté, porque no sabía cómo meterle mano. Yo estaba entonces en un buen momento con Techo y comida, pero no tenía proyectos: leí la novela y se lo comenté a ella, pues contenía ingredientes buenos, como que transcurría en Cádiz y abordaba la violencia machista. A ella le encantó, consiguió los derechos y me ofreció la adaptación: no lo pensé mucho y me lancé a la aventura. He intentado llevarlo a mi terreno, haciendo un thriller poco convencional.

Digamos que es un film de suspense asentado en aspectos psicológicos.
Sí, de personajes, un thriller humano y cercano, mostrando las consecuencias de la violencia. La trama policiaca no es importante, sino un hilo conductor, porque me interesan más otros aspectos de la película.

Además, unos personajes centrales padeciendo conflictos tremendos.
Sí, los dos han sufrido episodios de violencia machista y se van a vivir a Cádiz para empezar una etapa más luminosa; pero las cosas allí se complican. Me pareció interesante la conexión entre los personajes centrales, porque aunque son muy distintos, en el fondo pasan por lo mismo: son un espejo uno del otro.

¿Están bloqueados por lo sufrido?
La violencia te marca para siempre, es una cicatriz que nunca se cierra. Eso estaba presente en la novela, pero allí manda la palabra y aquí hemos buscado transmitir las emociones: que el espectador empatice con esa situación tan dura.

Cádiz –tu ciudad natal y también del autor de la novela en que se basa tu film– es un lugar aún no demasiado explotado en el cine…
La provincia de Cádiz tiene mucho potencial: como soy de allí y conozco sus rincones, al leer la novela vi que había buenas localizaciones, convirtiéndose el lugar en un protagonista más. Aporta algo nuevo y diferente que sea un thriller que transcurre allí: yo quería mostrar su luz, pero contrastando con su lado sórdido.

Resulta inevitable preguntar, en toda adaptación cinematográfica, si hay cambios respecto a la novela en que se basa…
El espíritu se mantiene. Hay tramas y personajes que se han eliminado: incluso hemos cambiado de sexo a alguno. También modificamos que los protagonistas se conocían en el hospital y cada uno vivía en una punta de la ciudad: nosotros los hemos hecho vecinos. En la novela no conectan tanto:  por eso tenían que estar cerca. Son cambios de ese tipo, que para la película nos venían bien. Pero Bonito Olmo está satisfecho con la adaptación.

En La maniobra de la tortuga también se percibe el trasfondo social a través de los personajes inmigrantes y de alejadas clases sociales.
Sí, son pinceladas, porque el sistema no acaba de funcionar bien: se trabaja para erradicar la violencia machista, pero todos los días sigue habiendo víctimas. Está también la corrupción policial, el sistema judicial y el tema de la inmigración. No podemos profundizar ni hacer un panfleto de película pero, agarrándonos al tema del sistema, sí podemos contar lo que nos interesa.

Finalmente, hay que señalar que un halo trágico recorre todo el film…
Sí, sí, es una película dura, pero creo que ésta es la mejor manera de que el mensaje permanezca más tiempo. Mi objetivo era poner un tema sobre la mesa, dándole visibilidad. Hemos tenido un gran debate: si la hacíamos menos descorazonadora o no. La creación consiste en tomar decisiones, ése es mi trabajo, y he intentado hacerlo lo mejor posible: me he quedado con ese tono en la película porque creo que así el mensaje es más fuerte: con el tema que abordamos, nunca la historia podía acabar bien. Es nuestra decisión narrativa, porque teníamos más finales rodados y hemos estado debatiendo hasta hace nada sobre cómo acabarla.

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