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SAN SEBASTIÁN 2022 Competición

Jaime Rosales • Director de Girasoles silvestres

“Hay algo que nos atrae mucho cuando conocemos a alguien indómito”

por 

- El cineasta catalán lucha por la Concha de Oro con su séptimo largo, la crónica en tres tiempos de la experiencia sentimental de una joven madre soltera

Jaime Rosales • Director de Girasoles silvestres
(© Jorge Fuembuena/SSIFF)

Tras aquel mazazo que fue Petra [+lee también:
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, llega la nueva película de Jaime Rosales, Girasoles silvestres [+lee también:
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, presentada en la sección oficial a concurso de la edición número 70 del Festival de San Sebastián. Frente a su hermosa playa de la Concha, en el hotel Londres, el cineasta catalán recibe a este periodista.

Cineuropa: Ha pasado tiempo (cuatro años) desde tu anterior film…
Jaime Rosales:
Ha sido por la pandemia también. Me hubiera gustado ganarle un año, pero las películas requieren su tiempo de elaboración. Hacerla en menos de dos años es casi un milagro: has de tener una matriz muy engrasada, como Woody Allen, por ejemplo, con películas muy parecidas unas a otras, con el mismo molde.

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¿Girasoles silvestres hermana tal vez con tu anterior Hermosa juventud [+lee también:
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?

Comparten el entorno y la edad de los personajes: sí, se establecen ecos. Pero allí donde había preguntas, aquí se dibujan respuestas, pero un film es un soliloquio entre el espectador y la obra; el director ha de ir con cuidado de no entorpecerlo.

¿Por qué centrarte en la historia de una mujer viviendo relaciones sentimentales con tres hombres y no al revés?
Podía haber sido al contrario y también hubiera sido interesante… quién sabe, tal vez en la siguiente película lo aborde. Me interesaba la complejidad de las relaciones amorosas, en una época en que los roles mutan y se tienen que adaptar. Pero me salió así la historia, con la mirada desde la mujer hacia los hombres.

Uno de los conceptos que más se manejan viéndola es la toxicidad masculina: ¿salen los hombres mal parados en tu película, tal vez por inmaduros?
Tenemos tres tipologías en el film, pero son diferentes. El primero es un maltratador y el segundo está bloqueado, pero el tercero es moderno y ético: asume la crianza de los niños, tiene una profesión, es cuidadoso con la protagonista y le ayuda a que progrese en sus sueños profesionales.

Ella aprende a saber lo que no quiere.
La película tiene muchas claves: no es mi labor descifrarlas, porque creo que el espectador lo hará por sí mismo. Pero el texto dice muchas cosas: ella se transforma y madura a lo largo del film. Acaba con un hombre muy diferente del primero. Y no se puede meter a todos ellos en el mismo saco. El primero es arcaico, pero hay muchos así y, curiosamente, tienen éxito con las mujeres: no sé qué les dan esos canallas, pero ellas acaban atrapadas en esa red. También me interesaba establecer claves de cara a ellas: ¡cuidado, peligro, cuando veáis estos signos en vuestras parejas!

¿Venimos arrastrando modelos erróneos desde generaciones atrás?
Por eso me parece arcaico. Este tipo de personaje maltratador tiene intermitencias, entre luces y sombras, y lo luminoso es muy atractivo, como cuando de una manera asertiva le da confianza a la protagonista. Y es cariñoso: de todas sus parejas, es quien se lo hace pasar peor, pero también mejor, como en la escena de la discoteca, donde tienen una conexión física brutal. Pero cuidado con él, porque tan arriba como sube, tan abajo desciende después.

Pero como decía mi abuela: “Donde el amor se posa, una mierda es una rosa” ¿El amor es ciego o, por lo menos, miope: no ve de lejos?
Hay algo que nos atrae mucho cuando conocemos a alguien indómito: la pulsión de creer que lo vamos a poder domar, a enderezarlo. Es algo muy humano, una mezcla de ego (tú sí vas a poder domarlo) y al mismo tiempo de generosidad (educar a alguien para hacerle bien es algo bueno). Lo cierto es que eso no suele ocurrir: el árbol ya está muy torcido y es imposible de enderezar. El amor tiene ese lado ciego y estoy de acuerdo con el refrán de tu abuela: ¡me ha gustado!

También hay un tipo de persona que no sabe estar sola.
El tema de la soledad y la compañía me interesa mucho también. Uno puede estar acompañado físicamente y sentirse solo, y puede, en ciertos momentos, no estar acompañado, pero si estás teniendo una buena relación con alguien no te sientes solo. Creo que la manera adecuada consiste en establecer una relación profunda y sólida en la que puedas tener momentos para hacer cosas por separado. La compañía de verdad es algo deseable: no creo en las bondades de una emancipación radical, porque lo suyo es la vida en buena compañía, pues somos animales sociales. 

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