email print share on Facebook share on Twitter share on LinkedIn share on reddit pin on Pinterest

SAN SEBASTIÁN 2022 San Sebastián Industria

Bruno Santamaría Razo y Guillermo Ortiz Aparicio • Director y productor de Seis meses en el edificio rosa con azul

“Todas las personas, detrás de lo que proyectamos, estamos escondiendo algo”

por 

- Entrevistamos al director y al productor del título mexicano que se ha llevado el Premio a Mejor Proyecto y el Premio DALE! en el Foro de Coproducción Europa-América Latina

Bruno Santamaría Razo y Guillermo Ortiz Aparicio • Director y productor de Seis meses en el edificio rosa con azul
(© SSIFF)

Tras haber ganado el Premio a Mejor Proyecto y el Premio DALE! (Desarrollo América Latina-Europa) otorgado por la Asociación Europea de Directores de Agencias de Cine (EFAD) y por la Conferencia de Autoridades Audiovisuales y Cinematográficas de Iberoamérica (CAACI), o en otras palabras, los dos premios principales del XI Foro de Coproducción Europa-América Latina del 70° Festival de San Sebastián, el proyecto mexicano Seis meses en el edificio rosa con azul empieza ahora una nueva etapa dedicada a concretar su producción y su internacionalización. La película, dirigida por Bruno Santamaría Razo y producida por Guillermo Ortiz Aparicio para Ojo de Vaca S. De R.L., es una historia de iniciación centrada en un niño de 10 años que intenta entender su sexualidad mientras su padre es diagnosticado de manera errónea con VIH, y su familia se para en seco para erigirse como un refugio para evitar que tenga miedo; algo que, aunque acabe teniendo un final feliz, supone una brecha irreparable entre sus miembros.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)
Hot docs EFP inside

Cineuropa: ¿Qué te llevó a querer embarcarte en este proyecto?
Bruno Santamaría Razo:
Cuando yo era muy chiquito, mi papá fue diagnosticado con VIH, y tras seis meses, se nos confirmó que fue un error. Fueron unos meses muy intensos en la familia, con dudas y miedos que no se sentían porque en realidad había un ambiente muy festivo y muy amoroso, con unos padres que intentaban que los hijos no sintieran la tragedia. Cuando todo resultó ser un error burocrático de un hospital, no solo con mi padre, si no con muchas otras personas cuyos exámenes habían sido confundidos, hubo una celebración, pero días después, mis padres se divorciaron. Eso genera una duda: ¿por qué una noticia así de alegre genera una ruptura familiar? Empecé a imaginar y a entrevistar a diferentes padres y madres, y a entender que para muchas y muchos tener una familia significa proteger a los hijos de lo que les esté pasando por dentro. El motor de la película es tratar de entender cómo se construye un universo de amor con el afán de proteger al otro a pesar de que a la larga aparezca lo malo, lo que se lleva por dentro. Para mí es importante entender que todas las personas, detrás de lo que proyectamos, estamos escondiendo algo, por miedo, por inseguridad, por protección o por cuidado.

¿Esta esencia autobiográfica se respeta o se ficciona con elementos creados, o tomados quizá de las historias de las otras personas?
B.S.R.: A la hora de escribir, hay una investigación de otras personas, de otras familias, de libros… Al final es una historia completamente de ficción, aunque enmarcada en un contexto personal.

Esas otras personas que han vivido lo mismo y han participado en tu investigación, ¿estaban atravesando el mismo proceso de reflexión que tú?
B.S.R.: La película parte de un acontecimiento ligado al VIH pero eso es solo el detonador, la película no trata sobre tener VIH en los 90, trata sobre tratar de mantener la idea de que todo está bien dentro de una familia, y tarde o temprano la cosa explota. Eso sin duda le pasó a un montón de familias.

¿Existe también una idea de hacer un retrato social del México de la época?
B.S.R.: Mucha parte de la película transcurre dentro del edificio en donde se vive la historia, pero de manera sonora y en alguna que otra secuencia exterior, era importante sentir la presencia de la época. En el 96 aún no había en México un avance que permitiera que las personas que tenían VIH no tuvieran la preocupación de morir, que hace de eso un contexto fundamental. De hecho, en el presente sigue habiendo esa preocupación.

Con vuestra participación en el foro para internacionalizar vuestra historia, ¿teníais la necesidad de hacerla llegar a Europa, con algo en concreto en mente?
Guillermo Ortiz Aparicio: Para empezar, estar en el foro era una magnífica oportunidad, ser seleccionados ya era increíble para nosotros en México: el empuje que nos daría era fantástico. Estando aquí tuvimos una gran experiencia, tuvimos unos pitching muy buenos, y hay por supuesto la oportunidad de participar con Europa. Tenemos propuestas que queremos explorar que van a ser geniales. Y al recibir ahora los dos premios, el impulso es aún mayor, va a ser maravilloso.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.

Privacy Policy