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SAN SEBASTIÁN 2022 Competición

Manuel Abramovich • Director de Pornomelancolía

“No tengo ningún método de trabajo cerrado, todo el tiempo me estoy cuestionando”

por 

- Entrevistamos al director argentino que opta a la Concha de Oro con una película que, más allá de polémicas, supone una interesante sacudida a las convenciones del cine de autor

Manuel Abramovich • Director de Pornomelancolía
(© Gorka Estrada/SSIFF)

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, el último trabajo del argentino Manuel Abramovich. La película llegó precedida por una intensa polémica después de que su protagonista Lalo Santos afirmase haberse arrepentido de participar en el proyecto por las condiciones que tuvo que enfrentar durante el rodaje. El director responde ante esta delicada situación y reflexiona sobre las complejidades de una propuesta que va mucho más allá de posibles controversias.

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Cineuropa: ¿Qué me puedes decir sobre el hilo de Twitter en el que Lalo afirmó arrepentirse de haber hecho la película por haberse sentido desprotegido y vulnerado durante el rodaje?
Manuel Abramovich:
Fue muy desconcertante leerlo. El proceso duró casi cuatro años desde que empezamos a colaborar hasta que vimos la película terminada juntos en diciembre del año pasado. Esto nos tomó a todo el equipo por sorpresa. Estoy desconcertado y triste, tratando de entender lo que él puede estar sintiendo y queriendo dar lugar a debatir y a dialogar. Entiendo que su forma de expresarse en el mundo son las redes sociales, nos hubiese encantado que lo hubiese hecho dialogando con nosotros y que formara parte del debate, que es lo que queríamos cuando hasta hace dos meses estábamos organizando su viaje al estreno. Me gustaría entender a qué se debe su cambio de perspectiva sobre el proceso y ojalá que podamos compartirlo juntos, porque creo que lo que él plantea son justo los temas de la película. Es una película que construimos juntos, como espero que se pueda sentir, con una mirada de amor y empatía. Justamente lo interesante fue que debatimos ideas políticas profundas sobre todos los temas de la película, leímos textos juntos y fuimos encontrando formas de transformar todas esas ideas teóricas en escenas que hoy están en la película final.

¿Cómo fue el proceso con Lalo para lograr la intimidad que la película capta?
Fue un proceso muy íntimo en el que Lalo fue súper generoso y abierto. Y creo que eso solo se pudo haber dado a través de la confianza que tuvimos con el equipo, y estableciendo juntos los límites de la colaboración. Yo también estoy cuestionándome un montón de cosas porque soy completamente consciente del riesgo que implican este tipo de proyectos. Para mí hacer cine es correr riesgos, no me interesaría hacer otro tipo de cine. Y trabajar con personas implica un nivel muy alto de intimidad y confianza. Yo no tengo ningún método cerrado de trabajo, todo el tiempo me estoy cuestionando. Evidentemente, si Lalo no se está sintiendo bien ahora me interesa entender por qué para de cara el futuro saber que cosas se pueden hacer mejor.

La frontera entre ficción y realidad es difusa en Pornomelancolía. ¿En qué género la encajarías tú?
Esto es parecido a lo que pasa con el género de las personas. Vivimos en un sistema que intenta todo el tiempo encasillarlo todo, sobre todo binariamente. Y es muy loco porque en el cine pasa lo mismo con el documental y la ficción. Uno quiere saber si es una cosa o la otra y se pierden en el medio todas las complejidades. A mí me interesa encontrar esos espacios de ficción en el mundo real, y por eso invito a las personas a convertirse en personajes, los personajes que muchas veces ya somos para sobrevivir en sociedad. Esos personajes nos ayudan a poder vivir en el mundo pero muchas veces también nos hacen esconder quiénes somos o las cosas que sentimos.

En la película hay pocas mujeres y las que hay tienen una función muy concreta. ¿Por qué pasa eso?
Es una decisión muy consciente. Algo que me impactó al conocer este mundo de actores porno en México era la ausencia de mujeres. Son personas que viven en contextos de hombres gays, donde el sexo está muy presente como algo muy automático, a veces hasta como método para llenar un vacío a través de encuentros sexuales. Ahí no caben las mujeres. Siento que es un contexto de mucha soledad y por eso tomé la decisión de acentuar esa ausencia y que las mujeres que aparecieran en la película fuesen lugares de autoridad, de cuidado y de amor.

Existe una diferenciación entre el yo real y el yo virtual de Lalo, que parecen casi dos personas distintas. ¿Qué reflexión me harías sobre eso?
Yo diría que la película va más allá de Lalo Santos. Es un retrato de este momento del mundo donde somos muchos personajes y la virtualidad y las redes sociales son parte de nuestras identidades. Vivimos nuestras vidas a través de las redes sociales creando autoficciones que son extensiones de nosotros mismos. Y esto se agudiza en este momento después de la pandemia que nos dejó a todos un poco rotos, y creo que la película refleja esta humanidad perdida y quebrada. Me animo a decir que hay una sensación de sinsentido, estamos todos un poco desfasados, nadie entiende bien hacia dónde estamos yendo. Creo que esta multiplicidad de personalidades que permiten las redes sociales nos da la sensación de ser cada vez más libres pero sintiéndonos cada vez más solos.

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