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Rumanía / Francia / Bélgica / Suecia

Cristian Mungiu • Director de R.M.N.

"Tenemos que desafiar todas estas reglas que forman en teoría la base de la narración"

por 

- El cineasta rumano habla sobre su magistral y refinada película, presentada en la competición del último Festival de Cannes

Cristian Mungiu • Director de R.M.N.

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, de Cristian Mungiu, nos sumerge en la vida de un pequeño pueblo de Transilvania, que refleja los males y decisiones actuales de los europeos. El director rumano ha ganado múltiples premios en el Festival de Cannes (concretamente, la Palma de Oro en 2007, los premios al mejor guion y a la mejor actriz en 2012, así como a la mejor dirección en 2016). Nos reunimos con el maestro en París, antes del estreno de su película en Francia el 19 de octubre, de la mano de Le Pacte.

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Cineuropa: R.M.N. presenta varios personajes y aborda muchos temas. ¿De dónde surge la idea original para la película?
Cristian Mungiu: Todo comenzó con un incidente real que tuvo lugar en Transilvania en 2020. Al igual que a muchas otras personas, me conmocionó el hecho de que hubiera ocurrido un incidente xenófobo como este dentro de una minoría. Podríamos pensar que una minoría sería más comprensiva con otra, ya que están en una situación similar, pero ocurrió lo contrario. Siempre ha habido luchas por preservar esta región y sus tradiciones históricas húngaras, por proteger su cultura. Así que prefieren no abrirse, ni a los rumanos ni a otra gente. Seguí de cerca los acontecimientos a medida que se desarrollaban, pero solo empecé a pensar en convertirlo en una película cuando encontré muchos otros temas que podía explorar.

A través de la historia de este pequeño pueblo, la película habla del estado del mundo moderno, de los humanos como individuos increíblemente tribales que necesitan identificarse con un grupo, considerando a los demás como enemigos potenciales y, en cuanto algo va mal, encontrar un culpable entre los que no pertenecen al grupo. Pensé que esta historia era un reflejo perfecto de la ansiedad que sentimos hoy en día ante el futuro. Nos inundan con información sobre el calentamiento global, los nuevos patrones de migración, la lucha por los recursos naturales cada vez más limitados de la Tierra, etc. Poco a poco, esto genera personas ansiosas que ya no están seguras del mejor mensaje que deben transmitir a la hora de educar a sus hijos. Y esto lleva a un conflicto interno entre nuestro lado humano, más empático, y nuestros instintos primarios de supervivencia. Hay una colisión, porque nos gusta considerarnos muy superiores a los animales, pero en el fondo no somos más que eso. El área de nuestro cerebro que ha sido moldeada por la educación y la cultura no es más que una pequeña capa superficial desarrollada a lo largo de los últimos 5.000 años, en comparación con los millones de años de evolución de nuestros instintos primarios. Por eso, en situaciones críticas, los humanos toman decisiones influenciadas por esta área más profunda. Es algo claramente universal, y lo suficientemente importante como para hacer una película al respecto.

¿Cómo decidiste abordar temas tan complicados?
Intenté desarrollar mi enfoque cinematográfico, ser menos empático con mis personajes. En cierto sentido, intenté ser más respetuoso a la hora de abordar las cuestiones delicadas que estaba explorando. Uno de estos temas es la forma en la que las personas pasan de ser individuos a formar parte de una multitud. En la película, tras reunirse en la iglesia, los lugareños se dirigen al ayuntamiento, y en ese momento se convierten en una masa, cuando empiezan a perder su individualidad, lo que desencadena las consecuencias más trágicas de la historia. La guerra en Ucrania comenzó durante la posproducción de la cinta, demostrando lo poco razonables que pueden ser las personas, y que no hace falta mucho para que revelen su lado cruel, para llegar a matar, torturar o violar a los que eran sus vecinos el día anterior. ¿Y todo en nombre de qué? Unas diferencias mínimas, exaltadas por la propaganda, son suficientes para que la gente piense que no forma parte del mismo grupo o tribu. En la película, estamos hablando de un grupo de personas que históricamente comparten la misma lengua, pero eso ya no importa. Si a esto le sumamos la religión, el color de la piel o los conflictos históricos, todo se vuelve aún más complicado. Espero que la película sirva como una muestra de lo que creo que es una visión del mundo, aunque se trate de mecanismos muy difíciles de plasmar en una película. Lo que importa es que sea pertinente, no solo ahora, sino cuando la gente vea la película dentro de 5, 10 o 25 años, y haber sido capaz de captar esa ansiedad, esa confusión.

También decidí hacer algo que va totalmente en contra de los principios habituales de la narración. Todo el mundo espera que las películas obedezcan ciertas reglas, que el personaje principal evolucione, y que al final entienda más de lo que entendía al principio. Sin embargo, la vida real no es así, y la gente no cambia en dos semanas. Todo es mucho más complicado que eso. Si queremos basar nuestras historias en la realidad y mantenernos fieles a ella, tenemos que desafiar todas estas normas que, en teoría, conforman la base de la narración. Por este motivo, en lo que se refiere al personaje principal, quería que estuviera muy ansioso, y que proyectara toda esa ansiedad en su hijo. Al final, sigue estando muy confundido, atrapado entre dos mundos. Mi objetivo era abordar cuestiones abstractas, por lo que fue un proceso complicado, ya que en el cine debes hacerlo a través de algo concreto. Esperamos que haga reflexionar a los espectadores, aunque actualmente el público es un poco perezoso, porque no suele estar expuesto a géneros cinematográficos que le obliguen a reunir los distintos elementos y a pensar en diferentes puntos de vista. No quiero ofrecer conclusiones sobre lo que deben ver los espectadores, ni juzgarlos. Quiero presentar una situación increíblemente complicada, explicar cómo y por qué se produjo y cuáles son las consecuencias. A partir de ahí, es responsabilidad de los espectadores emitir un juicio moral y entender por qué los protagonistas de la película reaccionaron de la manera en que lo hicieron. Además, muchos elementos de la película tienen significados abstractos, como el bosque que rodea el pueblo y representa el nivel subconsciente: oscuro, interminable y aterrador. Nos recuerda que el protagonista se mueve entre estos dos mundos: nuestro lado animal, más oscuro, y nuestro lado más luminoso, relacionado con el amor, los colores y la música. ¿Qué hará? No lo sé. El objetivo es que los espectadores contemplen esta historia, que pertenece a otra persona, y que les haga pensar en sus propias decisiones. ¿Qué harían en un mundo en el que son prisioneros de estos conflictos?

Los dilemas son bastante comunes en tus películas.
Sí, porque no creo que exista una opción moral clara. Como seres humanos, tenemos la libertad de tomar decisiones, asumiendo la responsabilidad y las consecuencias de estas decisiones. Ninguna elección nos lleva únicamente por el camino que elegimos: eso es lo difícil de transitar por la vida. R.M.N. también explora el mismo dilema que abordaba en Los exámenes [+lee también:
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: Viendo como pinta el futuro, ¿qué vas a enseñarles a tus hijos? ¿A ser ganadores? ¿Supervivientes? ¿Luchadores? ¿A ser los primeros en huir cuando empiecen los disparos? ¿O a ser educados? Sin duda, los padres siempre temen por sus hijos, pero la ansiedad aumenta con las sucesivas crisis que estamos viviendo.

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(Traducción del francés)

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