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España / Portugal

Ángeles Huerta • Directora de O corpo aberto

“Mi película posee una lectura queer en su reflexión sobre el género como algo performativo”

por 

- Charlamos con la cineasta asturiana de su primera incursión en la ficción, un cuento rural de atmósfera gótica que protagonizan el gallego Tamar Novas y la portuguesa Victória Guerra

Ángeles Huerta • Directora de O corpo aberto
(© Marcos Pereiro)

Un maestro llega a una remota aldea gallega, de arraigadas costumbres y leyendas… Así, como un relato gótico, arranca O corpo aberto [+lee también:
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, film de misterio que ha dirigido Ángeles Huerta tras su primer largometraje de no ficción Esquece Monelos (2017). Protagonizada por Tamar Novas, Victória Guerra y María Vázquez, esta producción hispano-lusa llega a las carteleras españolas el 9 de diciembre, distribuida por Filmax, tras su paso por festivales como el de Gijón, donde intercambiamos algunas impresiones.

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Cineuropa: Bajo la apariencia de un cuento gótico de terror se perciben varios mensajes.
Ángeles Huerta:
Sí, la película va de lo ridículos que son las fronteras y los límites que nos constriñen y nos dividen a todos los niveles, tanto lingüístico como de género y sexual. Sería mejor si abrazásemos la diversidad, porque percibo que hay ahora mismo cosas en peligro, también en la cultura.

Es cierto que las historias locales como la tuya, que apela al legado de leyendas y creencias, resultan finalmente universales.
Sí, pero sobre todo la película habla del choque entre un mundo profundamente secularizado –el de la razón– que nos aleja de lo espiritual y nos empobrece, sin referencias para afrontar muchas cosas, y otro que aún conserva esa espiritualidad.

El paisaje fronterizo y brumoso ayuda bastante a crear la misteriosa atmósfera de O corpo aberto.
El trabajo de la directora de fotografía Gina Ferrer es impresionante, entendió perfectamente lo que queríamos transmitir aquí. Ella nos convenció para concentrar la mirada en los personajes: es una película de cuerpos, carnes y pieles, con referencias como Cumbres borrascosas [+lee también:
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de Andrea Arnold, con todo en un formato más encuadrado para centrarse en lo humano. Las tierras de la frontera entre Portugal y Galicia son más abiertas, no tan cercadas como en el resto de la región, y donde las relaciones son muy diferentes de las que se dan en un territorio cercado y racionalizado. Hay una metonimia entre el paisaje y los cuerpos, tanto humanos como animales.

También tu película me ha recordado al fantástico español que se hacía en los años setenta, como El bosque del lobo, de Pedro Olea.
Las referencias españolas más cercanas son Remando al viento, de Gonzalo Suárez. En la película no hay sangre ni vísceras suficientes para ser de género de terror, pero yo no la concebí así sino como un largometraje gótico, como una exaltación del romanticismo.

¿Qué te sedujo del cuento en que se basa (Lobosandaus, de Xosé Luís Méndez Ferrín) para convertirlo en un guion?
Existe un mecanismo claro para hacer un film de género clásico de posesiones, pero fue la sensualidad del relato lo que me atrapó, el potencial sensorial desbordante que ya estaba allí. La película tiene una lectura queer en su reflexión sobre el género como algo performativo. ¡Me encanta el cine de grandes pasiones!

Has firmado una película de ficción y otra documental. ¿En qué narrativa te sientes más cómoda?
Las dos responden a una necesidad radical de contar una historia, porque así funciona el cine independiente, al que dedicas mucho tiempo, por eso debe representar algo muy importante para una a nivel íntimo. Esquece Monelos partía de un momento vital que atravesaba y O corpo aberto de otro distinto. El documental es el más libre de los géneros, permitiéndolo todo y jugar con muchas formas. La ficción tiene unas reglas y el género las suyas, pero la fábula tiene algo mágico. Hay que llevar a la gente al cine desde muchos sitios, creando muchas historias porque somos un país muy diverso.

Se escucha en O corpo aberto una frase que me fascina: “Todos creemos lo que necesitamos creer”.
En la película también se habla de la capacidad y necesidad extremas de crear relatos para explicar el mundo: el protagonista tiene un relato y los habitantes del pueblo tienen otro y, a lo mejor, es más susceptible de descifrar la complejidad del universo el relato de los vecinos. Porque a veces las estructuras arcaicas poseen capacidad de integrar en el sistema comportamientos opuestos a la norma.

A Raia, frontera entre Galicia y Portugal, es el escenario de la película. Como coproducción, la habéis saltado.
Sí, claro, para rodar. Pero en la historia la idea es que no sepas dónde estás: es un limbo entre dos países y entre la vida-muerte.

¿Algún proyecto que ya tengas entre manos, de ficción o documental?
Creo que me voy a quedar en la ficción y el género. ¡Me ha atrapado!

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