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MONS 2023

Zeno Graton • Director de Le Paradis

"Sin amor no somos libres"

por 

- El joven cineasta belga habla de los orígenes, los detalles y las cuestiones que se plantea su primer largometraje, una historia de amor libre y fulgurante entre dos chicos

Zeno Graton  • Director de Le Paradis

Nos reunimos con el joven cineasta belga Zeno Graton, que esta semana presenta su ópera prima, Le Paradis [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Zeno Graton
ficha de la película
]
, descubierta en la sección Generation de la Berlinale, en el Love International Film Festival de Mons. La película presenta una historia de amor libre y deslumbrante entre dos jóvenes que viven en un centro de detención de menores. Un romance que parece suspendido en el corazón de un lugar potencialmente hostil, magnificado por una dirección artística exigente y con un fuerte lirismo.

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Cineuropa: ¿Cuál es el origen del proyecto?
Zeno Graton: Creo que hay dos razones que explican el origen de la película. En primer lugar, el internamiento de mi primo en una institución de este tipo cuando yo era adolescente, donde recibió un tratamiento que resultó ser ineficaz. Quería hablar de este lugar de una forma no maniquea. El segundo elemento fundacional fue leer a Jean Genêt y ver su cortometraje Un chant d'amour, que me permitió emanciparme de la cuestión del deseo y construir un modelo para mí como ciudadano, a través de sus luchas con los Panteras Negras, los palestinos, Ulrike Meinhof y su visión crítica de las instituciones.

Se trata de una historia de amor que resulta aún más poderosa porque los amantes nunca la cuestionan, sino que la viven plenamente desde el principio, lo cual es bastante raro en películas que tratan romances queer.
Quería que esta historia de amor abordara conflictos y temas relacionados con la pasión romántica, la ausencia, la traición. Estos temas no suelen aparecer en las historias de amor queer, historias en las que yo no me veía reflejado. Quería mostrar una representación quizás un poco utópica de este tema, con la intención de impulsar al espectador hacia el siguiente capítulo de la historia. Empecé a escribir esta película hace mucho tiempo, y desde entonces he visto evolucionar el mundo. Las nuevas generaciones ya no se disculpan, ahora son más fluidas y poderosas.

La otra pregunta que surge es: ¿dónde está la libertad?
Este es el eje principal de la película. Desde el principio, sentimos que Joe podría salir pronto del centro, y tiene un camino claro en términos de rehabilitación. Sin embargo, no es algo que quiera, porque no hay nadie a quien amar fuera. Quería subrayar la idea de que el amor puede ser un lugar donde encontrar la libertad, y que sin amor no somos libres. La llegada de William sirve como catalizador de esta libertad, que acaba encontrando en otra persona. Esta será mucho más deseable que una libertad impuesta por la institución y que él no ha elegido. Este amor se convierte en un territorio invisible, un espacio robado dentro de una institución donde está prohibido. El título francés, Le Paradis (El Paraíso), evoca este territorio del que se están apropiando, en oposición al infierno que representa el lugar.

¿La cuidada dirección de arte y el lirismo de la película son también un gesto político? Por ejemplo, para mostrar la belleza de estas relaciones de amor.
Inicialmente, estudié dirección de fotografía. Queríamos alejarnos de los códigos del cine social, aunque eso significara restar veracidad a ciertos elementos en términos de imagen y sonido para que el público supiera que estábamos en una fábula. Queríamos elevar la historia a un lugar de lirismo que nos parecía importante para exacerbar la pasión, contarla en Cinemascope con travellings y colores brillantes, en lugar de usar una cámara en mano y un encuadre más cerrado, con colores naturalistas, que ya había explorado en mi cortometraje anterior. Queríamos abrir la pantalla literal y metafóricamente. La música jugó un papel fundamental a la hora de generar la emoción, pero también al contar la historia de Joe y sus raíces, creando la reconexión con sus orígenes norteafricanos. Yo también soy medio tunecino. Aunque paso como blanco y no experimenté el racismo de niño, es algo que he vivido con ciertas personas de mi familia. El tema del confinamiento y del racismo institucional era obvio para mí. Y el hecho de que esta canción de amor sea una canción árabe era también una forma de abordar esta cuestión.

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(Traducción del francés)

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