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SÉRIES MANIA 2023

Cédric Klapisch • Creador y director de Salade Grecque

“Escuchar lo que los jóvenes suecos, croatas o griegos piensan sobre la Europa actual aportó una nueva dimensión a lo que decidimos contar”

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- El director francés ha inaugurado el Festival Séries Mania con una serie que sirve de secuela a la exitosa trilogía cinematográfica que inició en 2003 con Una casa de locos

Cédric Klapisch  • Creador y director de Salade Grecque
(© Lisa Ritaine)

Todavía con Cédric Klapisch al timón, la serie Salade Grecque [+lee también:
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de Amazon Prime muestra un buen trozo de su ADN con su predecesora, Una casa de locos, con numerosos guiños a la exitosa comedia de 2003, y con Romain Duris y Kelly Reilly de vuelta para pasar el testigo a un reparto más joven. Aun así, esta entrega se sostiene por sí sola. Mientras su serie da comienzo a la 13ª edición del Festival Séries Mania en Lille, Klapisch explica cómo trabajó con un grupo de guionistas (mucho) más jóvenes para captar la visión más beligerante de su generación sobre la identidad europea.

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Cineuropa: ¿Qué deberían esperar de esta nueva serie los fans de la trilogía?
Cédric Klapisch:
Quería que la gente a la que le encantaron las tres películas viera algo más. Acepté ampliar la historia de Una casa de locos, Las muñecas rusas [+lee también:
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para dibujar un nuevo retrato de la juventud europea, del mismo modo que hicimos con la primera película hace más de 20 años. Esto implicó encontrar un reparto totalmente nuevo de jóvenes actores europeos, y un grupo de guionistas mucho más jóvenes, todos ellos menores de 30 años, cuando empezamos a trabajar en ella hace cuatro años.

¿Surgió a partir de un encargo o decidiste comenzar este proyecto por tu cuenta?
No se me ocurrió a mí. La idea vino de un productor inglés que había sentido el shock del Brexit y pensó que era necesario saber lo que la nueva generación sentía por Europa. Me gustó la dimensión política de su sugerencia, y la serie es definitivamente más política que las películas, pero no quería reinventar Una casa de locos. Pensé que funcionaría mejor como una secuela centrada en los hijos del personaje de Romain Duris.

Uno de los personajes afirma: “Esta no es la Europa que conocieron nuestros padres”. ¿Cómo ha cambiado Europa en 20 años?
Han cambiado muchas cosas en Europa desde 2003. Una casa de locos se rodó en Barcelona el año anterior a la llegada del euro a la Unión Europea. Es decir, ¡todavía teníamos francos y pesetas en nuestras hojas de presupuesto! Más en general, Europa todavía estaba en un momento de euforia y despreocupación. Parecía una idea más apasionante. Esa euforia se ha desvanecido desde entonces, con la crisis de 2008, el Brexit, la guerra de Ucrania, el COVID-19 y el ascenso de líderes populistas. Todo ello muestra la fragilidad de la idea europea y proyecta una nueva imagen en las generaciones más jóvenes, que a mí me parecen más beligerantes. Son más conscientes de los problemas a los que nos enfrentamos como sociedad.

Has mencionado lo beligerante que es la nueva generación, pero la visión que tienen los dos protagonistas de Europa, y de la vida en general, no podría ser más diferente.
Por supuesto, y necesitábamos ese fuerte conflicto para llevar la historia a lo largo de ocho episodios, en lugar de una película. En el segundo episodio, hay una comparación directa entre la visión de fronteras abiertas del círculo activista de Mia y el argumento jurídico de Giulia a favor de un fuerte control fronterizo, lo que devuelve al espectador a la visión del mundo de Tom.

La juventud ha sido un tema central de tu trabajo como cineasta desde Le Péril jeune. ¿Cómo evitas la desconexión ahora que tienes más de 60 años?
Soy muy consciente de que ya no formo parte de la generación joven, y trabajar con cinco guionistas mucho más jóvenes impulsó mi creatividad. También creo que el proceso de casting ayudó. Pedimos ayuda a varios directores de casting de toda Europa. El simple hecho de escuchar lo que los jóvenes suecos, croatas o griegos pensaban de la Europa de hoy aportó una capa totalmente nueva a lo que decidimos contar.

¿Por qué decidiste que la historia tuviera lugar en Atenas?
Fue una decisión colectiva que surgió de las conversaciones que mantuvimos con los cinco jóvenes guionistas que se incorporaron al proyecto. Sabíamos que no queríamos volver a Barcelona, y en un momento dado pensamos en Berlín. Pero a sus ojos, Atenas podía cristalizar muchos temas políticos actuales, como la crisis de los refugiados, por ejemplo. Y Grecia en su conjunto simbolizaba las disfunciones de la Unión Europea de los últimos 20 años.

La serie también parece más internacional que francesa, en comparación con las películas. ¿Está hecho a propósito?
En cierto modo, sí. Cuando produjimos Una casa de locos, Canal+ nos dijo que no superáramos el 50% de diálogos no franceses. Seguíamos teniendo personajes que hablaban inglés y catalán, pero Salade Grecque va mucho más allá, con conversaciones en sirio, griego, croata e italiano. Es una mezcla mucho más enriquecedora y deliberadamente no francófona, porque estamos hablando de las fronteras de la Unión Europea.

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(Traducción del inglés por Nuria Olivas Valera)

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