06/01/2006

Vestido de negro, con una máscara de lobo, los ojos maquillados de carbón, el actor francés, Sagamore Stevénin ensaya su escena en el plató de Cages [+lee también:
tráiler
ficha de la película], el primer largometraje del belga Olivier Masset-Depasse (leer el artículo y la entrevista). En esta historia de amor pasional, su amante (Anne Coesens) lo secuestra para probarle su amor. El actor, generalmente confinado a papeles de bello seductor, encuentra aquí el espacio para expresar una faceta más oscura de su personalidad.

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Cineuropa: ¿Cómo ha encontrado a Olivier Masset-Depasse ?
Sagamore Stevenin : De la manera más simple posible. Envió un guión a mi agente que me lo mandó con los DVD de sus cortometrajes, lo que encontré muy profesional. Trabajaba mucho en ese momento pero he tenido tiempo por la mañana para ver los cortometrajes y enseguida vi que era un verdadero director, que tenía un verdadero universo, una mirada. Fui a mis citas hasta tarde por la noche. Y todo el día, tuve en la cabeza estas imágenes que había visto por la mañana. Al volver a mi casa a las dos horas y media, me dije que iba a leer diez páginas del guión para ver. Cuando lo cerré, eran las 5 y media de la mañana. Había recibido un golpe. Inmediatamente envié un correo electrónico a Olivier para que nos encontráramos. Cuando lo hicimos, era como si nos conociéramos desde hace cinco años. Lo que era bastante inquietante por otra parte. Le dije que no era necesario ir demasiado deprisa porque si yo hacia algunas pruebas y que él lo encontraba nulo, iba a ser muy triste para mi... Así es como nos hemos encontrado.

¿Qué fue lo que te interesó en el guión? ¿El personaje que vive un momento difícil de su historia de amor? ¿El hecho que sea secuestrado?
Al principio, cuando leo un guión, la luz se apaga, la pantalla se enciende y veo una película que pasa. No me detengo en el personaje. ¿La película me interesa o no, como espectador, es la primera cuestión que me planteo. A raíz de eso, releo el guión deteniéndome en el personaje. Pero que se trate de un muchacho gentil, de un sinvergüenza, o de un dictador, lo que me importa, es la humanidad que se describe. Y la humanidad de la película me emocionó profundamente. Me lo imaginaba con lo que había visto de sus cortos, ese cine sensorial. ¡Y eso me entusiasmó! No me considero en absoluto como un actor, entonces tengo necesidad de trabajar con gente que va a llevarme más lejos. Y además tuvimos un encuentro tan fuerte... yo encontré -finalmente una especie de alter ego de realizador, algún a quien poder decir lo que siento, incluso con relación a cosas que no tocan inevitablemente a mi personaje. Olivier ya tiene un alter ego femenino, su mujer, Anne (Coesens) y allí, lo encontró en un hombre. Eso forma una especie de triple alianza interesante.

¿Y cómo has sentido y trabajado tu personaje con Olivier?
Al principio, quisimos interesarnos a todas las diferencias entre el personaje y yo. Sentí que Olivier tenía necesidad como realizador de buscar otra cosa, otra fragilidad, algo más que mi lado bastante exuberante, mi imagen. Y luego es divertido finalmente porque todo esto que se había pretendido borrar era de hecho lo que interesaba a Olivier, cuando me ha entrevistado y que ha tenido el sentimiento de tener su personaje bajo los ojos. Es esto lo que me interesaba en él por otra parte, esto que él había percibido en mi al principio, que raramente yo había podido expresar en las películas. Con Olivier, queríamos romper un poco mi aspecto de gente decente. No había podido hacerlo antes donde yo estaba como en Michel Vaillant bloqueado por esta imagen de héroe romántico, ese hombre afeitado de cerca, que todo el mundo tiene deseo de tener como yerno. Esta imagen de Vaillant era dura para mí porque es todo lo que yo no soy. Soy en el fondo un marino y el marino tienen una bonita expresión, habla de "navegar en la oscuridad", de lo cual me siento cerca. Tenía, al haber encontrado a Olivier, la sensación de poder trabajar eso.

¿Esa máscara que tu llevas no te crea demasiados problemas?
¿Esa máscara que tu llevas no te crea demasiados problemas?
¡No... Durante tres semanas, estaba en una silla de ruedas! (risas). Soy más bien un actor enérgico, tengo necesidad de moverme, hablar, improvisar. ¡Atado a una silla de ruedas y amordazado, olvidas todo eso, es difícil e interesante! Estoy sin red, dejado, hago confianza solo a un tipo, que tiene también la carga de esta confianza. Es mi escuela con este realizador. Como le decía a Olivier, pude ser mucho desagradable en el plató. Allí, si siento que no corresponde a la idea de la película tal como yo lo concibo, le digo "de acuerdo, intento hacer lo que quieres... Pero, tendremos tal vez que hablarnos a la llegada". ¡La gente lo olvida pero este oficio es un poco la belleza del diablo! Das tu imagen, tu carisma, haces don de tu alma. Es un oficio mucho más difícil que lo que se pueda imaginar. Mucho más solitario también.