17/05/2009

¿Qué lleva a un autor europeo a realizar una superproducción “peplum”, ese género a caballo entre la acción y la fantasía que bebe a partes iguales de la Biblia y de la historia y la mitología griega y romana, con el consiguiente riesgo de cometer errores históricos y caer en ridículos fallos de estilo?

Alejandro Amenábar, premio Oscar por Mar adentro [+lee también:
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ficha de la película], tiene la respuesta: su juguete de 50 millones de euros, Agora [+lee también:
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ficha de la película], presentado fuera de concurso en el Festival de Cannes, tiene como objetivo “hacer que el público se sienta como si estuviese viendo un reportaje de la CNN sobre algo que está sucediendo en el siglo IV a.C”.

Impulsado por el deseo de narrar una historia de romanos y cristianos en el Antiguo Egipto, el realizador de origen chileno ha encontrado a su heroína en la figura de Hipatia, hija de Teón, el último director de la célebre biblioteca de Alejandría, y mujer que simbolizó la tolerancia en la sociedad greco-romana. Amenábar ha producido la cinta para su propia compañía, Himenóptero, junto a Mod Producciones y Telecinco Cinema. La cinta ha sido rodada en inglés con un reparto internacional para facilitar su lanzamiento en el mercado internacional.
Rachel Weisz (El jardinero fiel, El regreso de la momia), enseña astronomía, matemática y filosofía en ese templo a la sabiduría que era la biblioteca de Alejandría. Pero mientras dentro de sus paredes se diserta sobre Aristóteles y se habla de la teoría heliocéntrica, las calles y plazas de la ciudad, bajo jurisdicción del Imperio Romano, son el escenario de un cada vez mayor conflicto entre religiones: cristianos contra paganos y judíos. Al cabo de poco tiempo, los primeros cristianos empujarán a la muchedumbre a masacrar a los infieles en nombre de Jesucristo y, a pesar de la mediación romana, terminarán por saquear y destruir la biblioteca.

El resto es historia, con la excepción del siervo Davus, personaje ficticio encarnado por el joven Max Minghella. Las numerosas disertaciones científicas pueden dejar algo frío al público, pero no olvidará a esta mártir del paganismo, en lo que tiene toda la pinta de ser un ataque frontal al cristianismo, no tanto a todos los fanatismos religiosos. Cuando Agora sea estrenada, el Vaticano posiblemente no estará contenta por las escenas donde se ve a los cristianos descuartizar gente mientras gritan como posesos o abatirse sobre sus víctimas como hormigas en eficaces secuencias rodadas desde un punto de vista cenital.

Olvidaos de Gladiator, Troya o Ben Hur. Ángeles y demonios, de Ron Howard, acaba de llegar al cine y aquí en Cannes, tras el sacerdote católico vampiro y nada casto de Park Chan-wook, se espera Anticristo [+lee también:
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entrevista: Lars von Trier
ficha de la película], de Lars von Trier.

(Traducción del italiano)