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CANNES 2009 Concurso / Francia / Taiwan

Tsai Ming-Liang encierra a Casta en el Louvre

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Con este homenaje al cine, sobre todo al francés, que es Visage [+lee también:
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, el realizador de Taiwan Tsai Ming-Liang ha puesto hoy punto y final (junto a la española Isabel Coixet, que ha presentado Mapa de los sonidos de Tokio [+lee también:
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El décimo largometraje de una de las más importantes voces de la segunda generación de cineastas de Taiwan es una coproducción internacional liderada por la compañía francesa JBA Production (Jacques Bidou y Marianne Bumoulin) junto a Homegreen Films (Taiwan), el Museo del Louvre de París, la belga Tarantula, la holandesa Circle Films y Arte France Cinéma.

Precisamente del célebre museo parisino surgió la iniciativa de la película, que fue propuesta al maestro asiático, entusiasta de poder rodar en un lugar tan importante. La idea de Tsai Ming-Liang partía del encuentro entre Jean-Pierre Léaud, actor fetiche de François Truffaut, y Lee Kang-Sheng, protagonista de todas sus películas. Ambos ya habían trabajado juntos en ¿Qué hora es? (2001), aunque no llegaron a coincidir.

Ming-Liang desarrolló una historia protagonizada por un director de cine de Taiwan que se embarca en una película sobre el mito de Salomé rodada en el Louvre. El papel del Rey Herodes corresponde a Léaud, mientras que la princesa es encarnada por una famosa modelo (Laetitia Casta). La producción, ya de por sí muy caótica, corre el peligro de ser anulada cuando el director vuelve a Taipéi para ver a su madre moribunda, obligando a intervenir a la productora, Fanny Ardant.

Espectacular y magnética, Visage pone en escena las pasiones y obsesiones de su autor. Quizás el verdadero protagonista sea el Louvre, pero el cine como creación artística se encuentra tras cada imagen, con los clásicos encuadres estáticos de Ming-Liang, desde el baile de Laetitia Casta entre los espejos de La dama de Shanghai, de Orson Welles, a las citaciones que Léaud y Kang-Sheng hacen de Pasolini, Fellini, Antonioni, Buster Keaton o Charlie Chaplin. Casta se ve obligada a entrar en una cámara frigorífica, rodeada de trozos de carne, bailar en un bosque nevado, correr por pasillos vestida de noche, empaquetar a su amado con celofán. Ardant comparte mesa con Jeanne Moreau y Nathalie Baye. El cuerpo del actor es objeto de un enorme retrato que, como admite el mismo director, “no tiene ninguna lógica de cara a la narración tal cual estamos acostumbrados. Tan sólo he mostrado un mundo de sueños entrelazado con la realidad”.

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(Traducción del italiano)

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