19/11/2009

En primer plano, un hombre de ochenta años está hablando con alguien: “Hay que tener el coraje”, dice, “de tomar decisiones que habíamos dejado en suspenso durante mucho tiempo”. Así comienza la ópera prima, tras varios cortometrajes y anuncios publicitarios, del inglés Paul Cotter, Bomber [+lee también:
tráiler
ficha de la película], presentada fuera de concurso en la sección Festa Mobile del Festival de Turín.

En realidad Benjamin Whitrow sólo decidió suspender el abono del periódico, y esta escena inicial, basada sobre el contraste entre la “gravedad” de su decisión y la indiferencia del entorno, muestra ya el sentido (del humor) de esta película familiar: el anciano protagonista, en efecto, ex piloto de la RFA consumido por el remordimiento de haber bombardeado un pueblo alemán, decidió finalmente liberarse de su sentimiento de culpabilidad, pidiendo perdón a los habitantes.

Lo acompañan el hijo Ross (Shane Taylor), oprimido entre los padres que lo consideran un fracasado y la novia que no le perdona haberse ido, y la mujer Valerie (Eileen Nicholas, madre de Ewan McGregor en Trainspotting). Suficiente para transformar el viaje – largo, “porque las carreteras nacionales son más lindas que las autopistas, y a 90 km/h no se consume mucha gasolina” – en una “pesadilla” familiar típicamente británica, hecha de réplicas oportunas confiadas a intérpretes (sobre todo los dos mayores) como siempre insuperables.

El cineasta, se inspira en parte en sus verdaderos padres (sobre todo el padre piloto), y utiliza la tradición del humor inglés (“el modo sarcástico de enfrentar las dificultades de la vida forma parte de nuestras raíces culturales” explica el autor). Por otra parte, Cotter – que en un futuro querría rodar un policial ambientado en los EE.UU. de los años 40 – construye una comedia, quizás no muy original, pero sí muy entretenida. Y disimula bien el limitado presupuesto (29.000 euros, Boris Films) gracias también al trabajo del director de la fotografía Rick Siegel.

(Traducción del italiano)