11/12/2009

El número 144 de la revista web Cinergie dedica un amplio espacio a tres películas belgas que están en cartelera, o lo estarán en breve. La primera es Simon Konianski [+lee también:
crítica
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entrevista: Micha Wald, director de Si…
ficha de la película], de Micha Wald, que confiesa en la entrevista que una “comedia que no funciona es un esfuerzo inútil, una cruz”, mientras que un drama poco visto por el público puede al menos “ser apreciada, ser un jalón en una carrera”.

Consciente de la inevitable comparación con Woody Allen, Wald sólo encuentra en común, al margen de los orígenes judíos y la autoironía, una pasión evidente por las gafas grandes y reivindica como influencia a los hermanos Coen y, sobre todo, el “cine de la forma” de Wes Anderson. El cineasta constata casi con pesar que la historia de Simon Konianski “es demasiado fuerte” y que, “para limitar las interferencias”, fue necesario renunciar a las simetrías, a una mejor valorización del vestuario o de la escenografía. Hoy en día, tiene “la impresión que la comedia [lo] contamina” y se siente inexorablemente atraído por personajes “bigger than life, divertidos, conmovedores, pintorescos“.

Pasando a un género totalmente diferente, el realizador Lucas Belvaux habla en la conversación sobre Rapt [+lee también:
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entrevista: Lucas Belvaux
ficha de la película] y la manera en que trata al personaje del gran industrial inspirado en el Barón Empain. Delvaux considera no hacer un “cine totalitario”, que impone claves de lectura, y reivindica el hecho de no estar de acuerdo con sus personajes. A través de la película, afirma que “el sufrimiento no humaniza, ni nos vuelve mejores”, permite sólo tomar consciencia de su propia fragilidad. El personaje no vive de redención y al final la película plantea la cuestión de “hasta dónde se puede aceptar no ser perfecto”.

Por último, el escritor y cineasta Eric-Emmanuel Schmitt confiesa a Cinergie que con Oscar et la Dame en rose, “se enamoró del cine” y en particular del trabajo de equipo, ya sea con la directora de fotografía Virginie Saint-Martin, que le ha ofrecido claros-oscuros “que se ven muy poco en el cine”, o con Michel Legrand, que le ha “dado mucho en el montaje, para que la música invada las imágenes”.

(Traducción del francés)