02/02/2010

Ayer tenía que ser un día de fiesta para el cine catalán por la entrega de la segunda edición de los premios Gaudí, el equivalente de los Goya. Sin embargo, el día, marcado por la huelga de cines, amaneció y se acostó más enrarecido que nunca a causa del conflicto entre Govern y distribuidores y exhibidores por la cuota de cine en catalán (leer más), un enfrentamiento que está tomando peligrosos y desagradables tintes políticos (muy a pesar de los profesionales del sector, incapaces de contrarrestar la capacidad demagógica de ciertos políticos).

El 75% de los cines de la comunidad (576 sobre 790) se sumaron a la huelga proclamada por el Gremio de Empresarios de Cines de Cataluña contra la nueva Ley del Cine que obliga a distribuidores y exhibidores a doblar la mitad de las copias en catalán (a excepción de las películas cuya versión original sea en catalán o español y aquellas europeas estrenadas con menos de quince copias).

En lugar de crear un debate sobre los pros y los contras de una medida de este tipo, la situación ha degenerado y varios cines que secundaron la huelga amanecieron cubiertos con pintadas que incitaban al boicot y denunciaban la supuesta aversión hacia la lengua catalana de dichos empresarios (“Este cine margina el catalán”).

La nota positiva la pusieron los premios Gaudí, otorgados por la Acadèmia del Cinema Català, que tomaron la escena por la noche. Los grandes triunfadores fueron Mar Coll, que se hizo con los premios a la mejor película en lengua catalana, mejor directora y mejor actriz (Nausica Bonnin) con su ópera prima Tres días con la familia, e Isaki Lacuesta, ganador del premio a la mejor película en lengua no catalana por Los condenados y al mejor documental por Garbo, el hombre que salvó al mundo, que ha dirigido junto a Edmon Roch y María Hervera.

Por fortuna, la gala transcurrió en paz, centrada exclusivamente en el cine y casi exenta de referencias a la caliente jornada de huelga.