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BERLINALE Competición

If I Want to Whistle, I Whistle, el drama de toda una generación de jóvenes rumanos

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La sorda desesperación de toda una generación es el tema de IIf I Want to Whistle, I Whistle [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, ópera prima del rumano Florin Şerban, ha sido acogida con aplausos en su presentación ayer en el Berlinale Palast como parte de la Sección Oficial en Competición.

Este seco y duro retrato de la difícil situación de los reformatorios nació como una obra teatral, tras una visita a uno de estos centros. En los diez años siguientes, la guión ha cambiado de forma varias veces, hasta su estado actual, en el momento en el cual el director y el guionista comenzaron a trabajar con los internados de uno de los centros. De la obra teatral ha permanecido el título y el concepto de fondo, que gira en torno a la relación con la libertad, las renuncias y la aceptación de la responsabilidad y sus consecuencias, pero los personajes están desarrollados de modo autónomo y han sido actualizados.

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La película se desarrolla a lo largo de los cinco días que separan a Silviu, de 18 años, de la libertad, fuera de los límites del reformatorio. Criado, como muchos de sus compañeros, sin padres, con un hermano pequeño y sin medios, Silviu es uno de los tantos niños abandonados por sus madres, que trabajan en el extranjero. Para salir lo antes posible, el joven se traga su orgullo y acepta cualquier tipo de humillación por parte de sus compañeros y se enamora de una asistente social, Ana, con la cual espera poder tener una relación cuando sea libre. La situación cambia rápidamente cuando su madre vuelve a Rumanía para llevarse consigo a Italia a su hijo menor. La rabia de Silviu explota y el joven se encierra en la cocina del reformatorio con Ana como rehén.

El realizador ha querido subrayar en la rueda de prensa que la disgregación familiar causada por la emigración al extranjero de muchas madres ha provocado un verdadero desastre generacional: “Muchas rumanas se van a trabajar a Occidente y, diez años después, los resultados son evidentes, como los enormes problemas de los chicos que han crecido solos o con parientes lejanos”.

Şerban, que ha frecuentado durante dos meses un centro reformatorio para completar el guión, describe con gran finura psicológica los personajes, sobre todo el delicado Silviu (encarnado por el debutante George Piştereanu), soñador y vulnerable a pesar de su agresividad, oprimido por la jerarquía interna del centro. La cámara sigue a los personajes por detrás, una solución ideada por el director porque “en la prisión me he dado cuenta de no lograr alcanzar el alma de los chicos, había demasiadas cosas detrás de las palabras. Por la noche, pasan cosas cuando las luces están apagadas y no hay guardias, pero [los chicos] no hablan de ello. He intentado enfatizar precisamente los momentos que no podemos ver. No se puede pisar una alfombra con una botas”.

If I Want to Whistle, I Whistle es una coproducción entre Rumanía y Suecia de las productoras Strada Film (de Catalin y Daniel Mitulescu), Film I Vast (que se ha ocupado de la postproducción) y The Chimney Pot, con la financiación del Romanian Film Centre, Swedish Film Institut y Post Republic Berlin, y ya ha sido vendido a la televisión rumana TVR.

En agosto de 2008, aún en fase de proyecto, fue premiada en la sección Work in Progress del mercado de coproducción CineLink del Festival de Sarajevo. Su agente de ventas internacionales es Celluloid Dreams.

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(Traducción del italiano)

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