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BERLINALE 2010 Competición

On The Path: En el cruce de los caminos

por 

Jasmila Zbanic, que presentó precisamente en edición 2006 de la Berlinale su ópera prima, Esma's Secret [+lee también:
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entrevista: Jasmila Zbanic
ficha de la película
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, ganadora a la postre del Oso de Oro, ha vuelto a confirmar su talento con su segundo trabajo, On The Path [+lee también:
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, que ha sido proyectado como parte de la Sección Oficial en competición. La cinta, aunque trata temas similares, en particular la evolución de su país desde la guerra a través de ojos femeninos, con la maternidad como trasfondo, se revela inmediatamente (en una primera escena donde la protagonista examina una a una, como a una heroína de Godard, las partes de su cuerpo a través de la pantalla de su teléfono móvil, que ella no abandona jamás, y donde tiene imágenes de su compañero durmiendo para no sentirse sola cuando están separados). Nos encontramos en un Bosnia reconstruida y moderna cuya fotografía (digital) captura agradablemente los colores y seguimos los pasos de una heroína sensual, vivaz, que dejó los dolores de la guerra (la muerte de sus padres) atrás.

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Luna, una atractiva azafata musulmana no practicante interpretada por la Shooting Star croata Zrinka Cvitesic, vive en armonía con Amar (Leon Lucev), con quien querría tener un hijo. Forman una pareja alegre que no se detiene ante las pequeñas dificultades de la vida (“entonces, ¿qué hacemos?” es su respuesta en caso de preocupación), aunque Amar no se haya recuperado muy bien de las heridas de la guerra. Todo cambia cuando Amar encuentra, por accidente (literalmente), a un camarada del ejército, Bahrija, que no reconoce bajo su barba, ya que se convirtió a la doctrina wahhabite. Este último, de apariencia pacífica a pesar de su rechazo a apretar la mano de Luna (una anécdota vivida por Zbanic que lo incitó a comprender este gesto y que fue el inicio de la película) y la apariencia agresivamente ortodoxa de su mujer completamente velada (“como un ninja”, observa Luna), permite a Amar conocer su comunidad, que vive tranquilamente lejos de todo, a un lado y otro de una cortina que separa a hombres y mujeres (bien diferente de la cortina de ducha detrás de la cual Amar y Luna juguetean).

Perniciosamente, sin forzarlo (ya que esta comunidad no está, como algunos lo piensan, compuesta por terroristas), Bahrija ofrece a Amar un objetivo que le faltaba. Amar comienza entonces, delante de Luna asombrada pero comprensiva, a acercarse al integrismo, que termina por querer imponerle. Luna - que no puede compartir esta visión del papel de la mujer y los hijos (su deseo de maternidad no tiene nada que ver con el objetivo de repoblar la comunidad musulmana), y la condena permanente como pecado de todo lo ella aprecia en la vida (como termina por expresarlo cuando Amar intenta sacarla de la sala de fiestas, lugar de pecado, donde fue con un vestido con breteles, como una pecadora, para ahogar la profunda tristeza de su dilema en el alcohol, colmo del pecado) - debe elegir entre su amor y la imposibilidad de tener un hijo con el hombre en que Amar se ha convertido. A pesar de la fuerza de su amor, Amar y Luna tomaron cada uno una dirección diferente y la película se acaba sin que se sepa si uno de los dos se acercará al otro.

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(Traducción del francés)

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