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BERLINALE 2010 Panorama

Barriere crea un lazo entre cine y teatro

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El tema de la dirección teatral, ninguna novedad en el cine aunque normalmente peca de exceso de intelectualismo, debe algunos buenos ejemplos a las tragedias de Shakespeare, de Looking For Richard a la danesa The King is Alive).

En Barriere, presentada en la sección berlinesa Panorama, el multipremiado realizador Andreas Kleinert evita con destreza todos los obstáculos del “género” para brindarnos una obra no sólo artística sino también divertida, a juzgar por los estallidos de risas de los espectadores.

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En esta producción, cuyo ínfimo presupuesto (y, como precisa el director, la ausencia de expectativas comerciales) es difícil de creer, tanto sus imágenes en blanco y negro son bellas, nueve jóvenes actores también muy guapos viajan, llenos de entusiasmo, a una ciudad de provincia para hacer una representación (en un cine fuera de los horarios de proyección y luego en las ruinas de una iglesia) en los papeles de Hamlet, Ofelia y Horacio. En el momento de la salida, el trayecto y la llegada al hotel, el autor pasa rápidamente de uno a otro, de modo que las escenas, que se suceden con un ritmo dinámico, dejando al descubierto las diferencias de medio y temperamento de los personajes, además de ser magníficas, aparecen como sainetes divertidos y sutiles.

En el transcurso de la semana, entre los ensayos y los momentos compartidos en el hotel, el grupo aprende a conocerse y, por el juego de la rivalidad, de los vínculos que se establecen, o también de los deseos que nacen, cada uno evoluciona, o más bien (para retomar la idea shakespiriana que la vida es una escena) cambian de papel: el padre de familia casado se convierte en un seductor agresivo, el joven ruso serio revela una ambición sin escrúpulos y una cierta propensión a la lujuria, el más solitario entabla una relación sentimental.

Al final del recorrido, todos corresponden soberbiamente al texto del bardo Shakespeare. Todo ello enriquecido con espontáneas réplicas (en parte improvisadas) y la lozana presencia de un joven local fascinado por la tropa, que seduce también al espectador.

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(Traducción del francés)

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