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PELÍCULAS Francia

Sweet Valentine, una visión agridulce y valiente del amor incondicional

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La debutante Emma Luchini no consigue conformar un todo en una película estructurada en capítulos en torno a un viaje en coche al más puro estilo de las road movies americanas como fino hilo conductor. La narrativa está organizada en diferentes episodios, pasando de uno a otro de una forma un tanto abrupta, aunque cada uno de ellos tenga un gran valor en sí mismo, logrando generar situaciones de gran emoción, tensión o comicidad, apoyándose sobre todo en una multitud de personajes estrafalarios, y situaciones absurdas que configuran un universo personal fascinante.

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Otra de las grandes bazas de la cinta es la construcción de los personajes principales, fabulosamente interpretados; cabe destacar a Vanessa David, que encarna a Sonia, una joven de provincias recién llegada a París que se enamora perdidamente y desde el primer instante de Ivan (Vincent Elbaz), un mafioso de segunda categoría lastrado por profundos traumas que la desprecia desde el primer momento. Los dos emprenderán un viaje en un descapotable rojo en el que tendremos tiempo de ir descubriendo a ambos. De fondo, una trama criminal con secuestros, drogas, asesinatos y turbios negocios con la mafia polaca en los que Sonia tomará parte sin siquiera cuestionarselo, con el único fin de no separarse de Ivan.

Sweet Valentine puede considerarse trasgresora en algunos aspectos, por atreverse a tocar temas sociales sin devaneos moralistas, por crear un universo irreal para unos personajes con unos problemas bien reales, por tratar con ambigüedad una relación que se mueve entre el amor y el maltrato y por dotar a sus personajes de una ambivalencia desconcertante. También es de agradecer lo sugerente de la narración, sin mostrar nunca demasiado, potenciando el suspense y la sorpresa. Si nos quedamos en el plano de las sensaciones y los sentimientos podemos afirmar que la película está muy bien articulada, con la única carencia de una falta de cohesión general. Lo que es seguro es que esta coproducción franco-portuguesa no dejará indiferente a ningún espectador.

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